SABRÁN LO DELICIOSO QUE ES EL PARAÍSO
22 de abril de 1987
Estrechad filas en esta batalla sin piedad contra el mal, frente al mal para aplastar definitivamente el reino del maligno en este mundo pervertido por sus ideas engañosas y por su soberbia y orgullo.
Cuando estén conmigo, amadas almas, sabrán lo delicioso que es el paraíso.
El paraiso es ser hijos de Dios y saberlo y corresponder a esa paternidad con las virtudes que el Señor mismo ha sembrado en vuestras almas, potenciadas a lo infinito y así su vaso estará siempre rebosante de amor.
¡Oh, amada creación mía, no sean ingratos!
Cantidad, inteligencia no importa contra la gracia, uno vale por miles si se aferran a mí y millones se pierden si no siguen mis palabras.
La esperanza abre sus puertas hacia ustedes, hacia todos. Ahora son portadores de mi mensaje. No pueden quedarse sentados esperando, deben proclamarlo con sencillez pero con firmeza a los que crean necesario.
Yo inspiraré en todo momento el camino a seguir, pues los planes ya están trazados de antemano en mí.
No es hora de temer a su Dios, es momento de amar y confiar sean humildes pero confiados, ya ven como los estoy protegiendo siempre, hijos, y a todos aunque no lo sepan acompaño siempre.
Lo que él dijo, Yo digo, porque cuando él dice algo en mi nombre, soy yo mismo.
El que cree, cumpla, el que no cree, busque motivos fundados en la gracia de Dios y en su Palabra para no creer, pues los juicios de hombre, todos están sujetos a error, pero el juicio de Dios viene de lo alto y es siempre infalible. Vuestros juicios están viciados de nulidad pues son excusas para no entregarse, no sean ustedes así.
Yo estoy aquí entre ustedes y espero concederles todo, solo necesito, su entrega a mi amor. Continuen su oración, que la paz de mi corazón inunde los suyos.
Dice el Señor que va a darnos ahora su bendición pero antes en el silencio hablará a nuestros corazones. Algunos percibirán nítidamente su voz, recuerden lo que hable entonces, porque será para todos.
A otros inundaré de sentimientos de paz y dichas singulares y ese será el efecto que hace mi entrada en ustedes.
Recójanse, guarden silencio pues Yo voy a ustedes.
Reciban mi bendición y con ella el don de la perseverancia en la fe. humildad y sabiduría en las cosas del Señor, pues cada uno me es necesario, cada uno tiene su propia misión.
Reciban mi fuerza y mi paz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Cuando estén doloridos recurran a mí y Yo atenderé a su llamado con preferencia, os amo a todos.
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