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EL QUE QUIERA SEGUIRME,
TOME SU CRUZ Y VENGA EN POS DE MÍ

25 de abril de 1987

No temas, dice el Señor, el único que teme ante mi presencia es el enemigo, ustedes, no, los hijos no temen a su Padre, ¿verdad?
La araña sigue tejiendo su tela pero Yo no dejaré que sean atrapados pues el cazador caerá en su propia trampa por su malicia.1
El que busque luz, encontrará luz, el que busque tinieblas, irá al abismo indefectiblemente pues no puedo Yo forzar a vuestra libertad, pequeñas ovejas mías.
¿Saben lo que significa misericordia?, ser el otro, vivir para el prójimo y morir aún por ellos.
Mañana las gracias sobrepasarán cualquier límite humano, pues, ¿quién se opone a las fuerzas divinas del Señor?
Qué lento se hace todo sin la colaboración necesaria de parte de todos ustedes, pero que firmes a la vez son los pasos pues nunca retrocede la Obra del Señor.
Recordad hoy a mi Madre pues por Ella estoy vertiendo maravillas en S. N.
Deben tratar de frecuentar mi presencia para así poder instruirlos de una manera muy especial con trabajos especiales, sacrificios especiales y dones especiales como éste. No teman a hombre alguno ni a espíritu ni a demonio, ni a maldad, ni a sortilegio, pues por sobre todo eso está mi trono y Yo intervengo en favor de los humildes que se aman. Única condición para seguirme es ese amor que los hace parecerse a mí.
Por las noches, colocando los padres las manos sobre las cabezas de sus hijos digan: Señor Dios, Creador y Padre nuestro, acepta esta creación y cuídala de las asechanzas del mal para que florezcan como perfumadas flores en tu jardín de gracia. Luego los esposos, uno al otro, imponiendo sus manos, sobre todo amor nos une el amor de Dios en el mismo Padre, por eso Yo te bendigo y prometo fidelidad a ti y al Señor, antes la muerte que romper este juramento de amor. Y Yo les aseguro que no habrá dificultad, exterior o interior, tentación o fracaso que pueda destruir a los hogares que juntos se consagren unos a otros a mí, porque todos alzan sus plegarias, pero Yo soy el que concede a todos.
Para los que no se han casado aún baste lo que pedí anteriormente, las tres pequeñas preguntas y el acto de consagración2 pues ahí también estoy Yo.
Dice el Señor que al final va a dar la bendición a todos y que terminado el rosario coloquen todos los objetos que quieran ser bendecidos aquí enfrente.
Dice el Señor que mañana a las tres de la tarde descenderá misericordia como un rayo sobre todos mis apóstoles disipando toda tiniebla y duda, fortaleciendo vuestra fe, si se consagran a mí, pues quiero regalarles un don especial que es la fortaleza. Los tiempos que se acercan son difíciles, por eso quiero acompañarlos, por eso quiero acompañarlos ahora.
Aquél que lucha contra el Señor, ya está vencido antes de comenzada la batalla.3 La bendición de estos signos de mi presencia entre ustedes les sirva de recordatorio de la presencia del Señor entre ustedes y de lo que Él ha pedido, solo si cumplen, ellos mantendrán la gracia, son los anillos de matrimonio entre sus almas y la mía, dice el Señor. Todo aquél que mañana a las tres de la tarde toque estas manos durante la oración recibirá de mi corazón misericordioso una gracia especial. Yo bendigo, dice Jesús, estos objetos y les doy mi gracia para que los acompañen. Bendice el Señor, por el poder de la cruz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El que quiera seguirme, tome su cruz y venga en pos de mí. La paz inunde sus corazones.


1 y 3 Para esta fecha se reunieron secretamente para plantear el problema de la destrucción de esta Obra, insistiendo ante varias autoridades eclesiásticas con argumentos y testimonios parciales.
2 15 de abril de 1987.




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