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LA CAUSA DEL SEÑOR ES LA ÚNICA CAUSA JUSTA
Y QUE MERECE NUESTRA VIDA

26 de abril de 1987
Día de la Divina Misericordia

Nadie vea lo que ve sino lo que Yo deseo que vea y es a un hijo entregado solamente a mí. Yo acudo en su defensa cuando haga falta y lo elevo cuando es necesario, como lo dejo caer para que entienda.
Es incurable el cáncer del alma contraído por soberbia.
Este instrumento que Yo utilizo, dice el Señor, es como estos objetos, si los usan para el bien, harán bien, si los pervierten, pervertirán, todos sin excepción, rendirán cuentas al fin.
Aquí consagro el puente de mi misericordia en este lugar para ustedes, pero el que ve, debe verme, o no entenderá.1
Bendeciré ahora, dice Jesús. Dice el Señor que utilice la cruz para bendecir, la bendición del Señor por el poder de su cruz y resurrección, descienda sobre estos objetos y señales como recordatorio de su gracia, sobre las personas aquí representadas2 y sobre todos los que necesitan su paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora bendeciré también a ustedes los que están presentes, el que haya hecho reemplazo por alguna persona la bendición será también para esa persona.
Dice el Señor, que esto no es motivo de burla ni superstición, es el Espíritu de Dios que sopla como lo desea y respeta la libertad de sus hijos para seguirlo. Los bendigo, dice Jesús y los marco como seguidores míos, ahora y en todo tiempo, alegrías y penas son para todos. La causa del Señor es la única causa justa3 y que merece nuestra vida. Sean dignos hijos de mi Madre y Ella les enseñará a ser instrumentos fieles. La bendición de Jesús descienda sobre ustedes, sobre sus enfermos, sobre sus hogares, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La gloria del Señor se muestra a través de los caminos más tortuosos, pero ellos llegan seguro a mi Reino, os aguardo en el Santo Sacrificio de la Misa, nada vale sin ella.
Ángeles de Dios, descended la paz sobre estos hijos, sed su fiel compañía y enseñadles a guardar el respeto merecido por las palabras de su Señor o rendiréis cuenta luego ante mí.4
Idos en paz y el Señor vela por todos, aún por los que no creen.


1 El que ve la forma de recibir el Mensaje, debe ver si es el Señor el que actúa.
2 en las fotografías.
3 La salvación eterna de las almas.
4 Los que no sigan las inspiraciones de sus ángeles.




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