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OS QUEDE CLARO QUE NINGÚN AMOR
SUPERA AL AMOR QUE OS TENGO

30 de octubre de 1987

Lectura: Tobías, Cap. 14, Vers. 8 al 15.

Dice el Señor que nosotros podemos predicar de mil maneras diferentes pero que nunca lograremos el mismo efecto que logra Él con su prédica directa a través de sus hijos elegidos y a través de las almas consagradas a Él, porque la prédica no es solo palabras, la prédica es ejemplo, la prédica es obra.
Oración, oración y oración, todo lo que hagáis y digáis programadlo en la oración y cuando os halléis frente a vuestros enemigos, vuestras oraciones serán las trompetas que derribaran los muros de Jericó. Y no permitáis que los problemas os desvelen pues mientras vosotros descansáis, Yo continúo mi Obra en cada uno, en cada alma. Recibid con alegría a los nuevos miembros de la Obra, pues a cada uno de ellos, Yo mismo estoy llamando y en ustedes está el darles buen recibimiento y mantenerlos integrados a esta Obra.
Permitiré que seáis tentados pero si os acercáis a mí, no permitiré que caigáis en esta tentación irremediablemente, pero sabed que siempre es difícil para el apóstol fiel mantenerse de pie frente a las tribulaciones y que aún no se ha hecho sentir el auténtico azote de Satanás. Preparad vuestras espaldas, preparad vuestras mejillas, preparad vuestras cabezas para los golpes, solo si estáis preparados sabréis que hacer llegado el momento y no os apartéis de la Madre, pues no hay mejor camino que estar a su lado.
Sé que hay muchos de vosotros que dudáis y muchos que os sentís confundidos y muchos que no prestáis la mínima atención a la presencia de vuestro Señor en medio de ustedes pero igualmente hablo a todos y siembro en todos y cosecharé en aquellos que se vuelvan tierra fértil a mi Palabra. No os dejéis entrar la aridez, combatid, oración y penitencia, sacramento frecuente, eso hace que vuestra aridez desaparezca y surja un campo abierto, un campo próspero que dará fruto ciento por uno. Por lo demás ¿qué os diré que ya no esté dicho?, dice el Señor, ¿y de que os hablaré que no haya hablado anteriormente?, ¿y que os pediré que no haya pedido? Solo deseo que retornéis a mí, es mi gran anhelo, vuestra conversión. En esta semana próxima, debéis preocuparos muy especialmente, por llevar mis palabras a los sacerdotes de vuestras parroquias y esta era la tarea en la cual en mensajes anteriores aún no pensaban estar preparados, pero id con fe, id en mi nombre y si os rechazan es porque necesito que os rechazen y si os aceptan es porque eso es lo mejor, pero no temáis, marchad, con prudencia pero con firmeza, marchad ahora, construid, es la mejor forma de oponer al enemigo esta Obra. Yo crearé una atmósfera de paz, cada vez que os debáis dirigir a un sacerdote, pedid primero en unidad con él, orar como Yo les enseñé, recitad el padrenuestro junto a él y luego, si, hablad con tranquilidad, pues la senda ya estará abierta, y Yo os envío, ¿quién los detendrá?, pues hasta ahora, Yo os he retenido, ¿y quién os a podido enviar más lejos? Ahora, id, id como los setenta y dos y mantened la calma, no os inquietéis interiormente, ofreced vuestras penurias de cada día por esta intención, os llevaréis mayores sorpresas de las que habéis tenido hasta ahora. No deseo propaganda, deseo pleno conocimiento de parte de las autoridades de mi Iglesia pues si Yo, el Señor, autoridad máxima, estoy caminando entre vosotros, mis seguidores inmediatos, los miembros de mi Iglesia, Jerarquía, deben saberlo, esto es, comunión en espíritu. También sanaré a varios de vuestros enfermos y recordad que resuenen vuestras oraciones como las trompetas que derribaron la muralla de Jericó. Esa es vuestra protección y vuestra fuerza porque en la medida que acudís a mí, Yo vengo presto a defenderos y a ayudaros a auxiliaros y a darles mi consejo que es consejo santo y sano y que no está influenciado, pues nadie dice al Señor como proceder. Os quede claro que ningún amor supera al amor que os tengo. Continuad orando y al fin recibiréis mi bendición. Paz a vosotros.
Dice el Señor, que éstos objetos recibirán una especial bendición, para acelerar en nosotros el deseo del apostolado y nos hará más fervientes en esta tarea que nos ha pedido en esta semana.
Bendice el Señor, estos objetos para que sean portadores de esa gracia, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
A vosotros que os habéis reunido aquí con motivo de oír mi Palabra y celebrar mi nombre, recibid bendición y fuerza, Yo os envío como ovejas entre lobos, pero mi protección y auxilio nunca faltará, pues grande es mi misericordia para aquellos que se refugian en mi corazón. Yo os bendigo y os sano en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Aquél que quiera guardar su vida para sí mismo la perderá, aquél que entregue su vida en mis manos la tiene ganada para siempre. Id en paz.




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