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Martinez, 28 de noviembre de 1987
Cenáculo María refugio de los pecadores

Dice Nuestro Señor que le agrada ver como despaciosamente pero firmemente van progresando nuestras conversiones a Él, que Él ve como, en primer lugar, cambia nuestra forma de pensar acerca de las cosas antes de tomar una actitud determinada, luego cambia nuestra forma de proceder en los gestos exteriores, luego cambia nuestra forma de orar, haciéndose más pausada y más profunda, más piadosa y por último un cambio fundamental, dice el Señor, cambia nuestra mirada y nuestro rostro, pues la expresión del que está plenamente convertido al Señor, es siempre pacífica y su mirada es sana y limpia como el cristal. Dice el Señor que nunca dejemos de ver a los demás como superiores a nosotros en todos los campos y que no dejemos de practicar esa virtud que es la humildad para poder conseguir grandes triunfos personales espiritualmente y grandes triunfos de conversiones exteriormente en el apostolado.
Dice la Madre que está muy afligida, porque no se reza el santo rosario como corresponde, muy especialmente, en las parroquias se ha olvidado ya la práctica del rosario piadoso y de realizar horas santas, aún muchas veces, los mismos sacerdotes niegan esa posibilidad a los fieles y eso la tiene, a la Santísima Madre, muy triste. Nos pide que seamos nosotros los que reemplacemos esas oraciones mal hechas con las nuestras pero que las hagamos con piedad, fervor y que no pongamos tiempo a la hora que dediquemos al Señor, en oración profunda y no apliquemos reglamentos a nuestra oración. Si, que partiendo de la base del rezo del rosario demos lugar a la meditación, todo lo que nuestra alma desee es como el apetito, dice la Virgen, es como cuando uno tiene hambre y come hasta saciarse, muchas veces, si comemos mucho, tardamos en volver a tener hambre, muchas veces, entonces, si oramos bien, nuestras ansiedades disminuirán y estaremos siempre repletos, siempre llenos de la gracia del Señor y no padeceremos angustia, la angustia es un signo de falta de confianza en mi Hijo querido, dice la Virgen, falta de confianza en Jesús. Jesús los ama y los comprende, Jesús quiere que sean fieles y quiere que se protejan unos a otros, dice la Virgen, con sus oraciones. Yo haré en ustedes la obra que falte para que seáis verdaderos modelos de mi Divino Hijo Jesús. ¿Por qué hablo hoy yo? dice la Madrecita, porqué aquí es el refugio de los pecadores y el refugio de los pecadores soy yo, y por eso yo, dice la Virgen, estoy hablándoles para que se refugien en mí, en mi corazón, en mis brazos.
El Espíritu Santo descendiendo sobre los apóstoles y todos los que están reunidos con ellos, también reciben el Espíritu que les da el fuego del amor divino en caridad y del testimonio.
Dice el Señor que no entablemos pleitos inútiles, ni desgastemos nuestras fuerzas en trabajos que no producen nada para Dios, que dediquemos el tiempo plenamente a la salvación de las almas, a veces con la oración, a veces con el sacrificio, a veces con el ofrecimiento del deber diario cumplido a plenitud, a veces con una renuncia oportuna, pero que no dejemos acallar en nosotros el espíritu misionero que es el que recibieron los primeros apóstoles y es el que conserva su Iglesia y que transmite a través también de todos sus hijos que son miembros de su Cuerpo.
Dice el Señor que también saben bien que Él mandó que tenía que descansar más1 y que no hay que absorber demasiado del tiempo, ni cansar demasiado... si... ¿pero porqué decís eso?, que hay que darle tiempo a recuperarse y permitirle su privacidad, porque en su privacidad también existe el diálogo conmigo, dice el Señor, y de ahí saldrán también frutos muy importantes. Dice el Señor que todo quedó muy bien donde estuvimos anoche y que allá la gracia está empezando a trabajar también a través de todo lo que estuvieron rezando y que Él lo va a acompañar. El ángel de ese lugar también está con mucha actividad, está en pleno movimiento de captación de nuevos integrantes para el cenáculo y está toda la Obra caminando bien por allí, porque el Señor se ocupa de todo, aunque no parezca, dice, pero Él está ocupándose de todo.
(Visión) ¿Qué hace el Santo Padre, Señor? está hablando, si, ¿qué habla?, no entiendo yo. Está leyendo un discurso, parece, el Santo Padre, con su vestimenta toda blanca y está serio diciendo. Dice el Señor que pronto el Santo Padre va a hacer algunas revelaciones e iniciativas muy fuertes e importantes para la Iglesia porque el Espíritu lo está empujando a hacerlo y debe, de esta forma, hacer frente a los enemigos que lo acechan. Dice el Señor que oremos por la unidad dentro de la Iglesia que está resquebrajándose pues muchos de los miembros de la misma quieren hacer su propia Iglesia que no es la que el Señor ha fundado con Pedro, el Santo Padre, Juan Pablo II, como cabeza y han creado la iglesia del orgullo y la iglesia de la sabiduría humana y la iglesia de la razón sin fe y eso es muy malo porque han quitado la piedad y espiritualidad de los templos y eso no agrada al Señor, porque Él quiere que su casa sea casa de oración y sus hijos predilectos sean hombres y mujeres de profunda oración y piedad, de allí nacerán todas las demás virtudes... que continuemos con la oración y luego nos va a dar su bendición.

Lectura: II San Pedro, Cap. 3, Vers. 14 al 18.

Señor Jesús, los que estamos aquí reunidos, en tu nombre, te pedimos tengas a bien darnos la bendición como lo haces habitualmente, pues dependemos en todo momento de tus gracias que ya desciendan sobre nosotros y nos conserven a tu lado, Señor, para siempre. Tal cual tú lo pediste también acercamos esta imagen de María que tú mismo has pedido querer bendecir en forma especial para que sea así según tu voluntad Señor según lo que vos nos pediste. Así lo haré, dice el Señor, y que recemos el Salve mientras Él da la bendición. Y a todos vosotros que os habéis reunido, hoy aquí, en mi nombre, os doy la bendición y la paz. Recibid la bendición del Señor en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
No dejéis que nada os aparte del camino de la verdad, seguid firmes en el testimonio de vida y en la obediencia a la Santa Iglesia. Todo va por buen camino, pues Él guía soy Yo.
Volved en paz, Yo os he bendecido y os bendeciré cada vez que os reunáis en mi nombre. Paz a ustedes.


1 vidente.




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