TODO LLEGA PARA QUIEN CONFÍA EN MÍ
Capital Federal, 23 de enero de 1988
Si os interesáis solo por mensajes, probablemente no obtendréis nada, si os preocupáis por mejorar vuestra oración, nunca faltará mi Palabra y mi compañía y Yo os preservaré.
Por primera vez dentro de este hogar, la oración suena con fuerza y arrincona a los enemigos en sus oscuras cuevas, los ha hecho retroceder la potencia de estas almas dedicadas a mí, pero no es fácil mantenerse luego.
Os aconsejo a todos: poned mayor espiritualidad en vuestra oración diaria, no digáis palabras solamente, ni leáis oraciones con frases hermosas pero solo con vuestros labios, concentrad vuestra atención, retened vuestros sentidos, luchad, amuralláos en vuestra fortaleza interior donde habita el Santo Espíritu, allí no podrán acosaros los demonios. Solo orad cuando estéis bien predispuestos a hacerlo. No comencéis inmediatamente vuestras oraciones, haced un pequeño momento de recogimiento antes para tomar aliento, para impulsaros a la oración, y tened bien en claro que al orar, habláis conmigo, no a estatuas, sino a mí; no a libros, sino al Señor.
Ya véis que se hace sentir mi presencia y en que forma.
Yo os bendigo hijos míos, continuad vuestra oración y mi paz descenderá, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Paciencia, constancia y oración, todo llega para quién confía en mí.
Lectura: Hebreos, Cap. 9, Vers. 27.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS