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JESÚS HABLA A LOS SACERDOTES

Mar del Plata, 20 de diciembre de 1987
Cenáculo María, protectora de los pescadores de hombres

El Señor ya había dado el nombre de este lugar y es “María, protectora de los pescadores de hombres” y es porque en este lugar se podrá orar muy especialmente por los sacerdotes que tienen esa misión tan especial de acercar a los hombres a la gracia de Dios, que va a decir Él sobre esto algo.
Oíd vosotros fieles seguidores míos, Yo protejo especialmente a mis pescadores de hombres y a ellos digo: cumplid con vuestra misión, con toda sencillez y humildad, pero con fervor, no os dejéis absorber por el mundo, no seáis partidarios de este mundo, sed aquellos que marcáis la diferencia entre Dios y la criatura pecadora. Sed aquellos que hacéis las veces de puente entre vuestro Señor que es Quién habla y mis hijos más necesitados. Cualquier otra ocupación puede insumir parte de vuestro tiempo, pero la mayor y más profunda convicción debe moveros a trabajar por el acercamiento de las almas a mí. No servís en mi viña si no recogéis los frutos que necesito, no os entretengáis en otras cosas, no os dejéis aplacar, no os coloquéis en lugares que no os corresponden. Obrad y trabajad en mí, por mí y para mí dentro de vuestra Iglesia que es mi Iglesia. Sed fieles a vuestra vocación y recordad, vosotros sóis salvadores de almas, luego lo demás, todo lo que hagáis, debe apuntar a esto.
Hoy en esta ciudad varios tomarán esta responsabilidad de acercarse a mis altares y consagrarse a mí y a mi servicio por la vida, por toda su vida, tomaré con buenos ojos y disposición estas entregas y si dejáis en mis manos vuestra preparación interior haré de vosotros unos nuevos apóstoles, brillantes, de mi amor.
No deseo hermosas palabras, deseo vuestro corazón; no deseo gestos aparatosos, deseo contrición; no deseo reverencias continuas exteriores y sin profundidad, deseo espíritu de sacrificio.
Mantened vuestra castidad física y espiritual y os haré semejantes a mí, pues para misión tan digna y tan honorable, os he elegido mis seguidores, amados de mi Madre, pastores, pescadores de hombres, mis sacerdotes.
Y a vosotros ovejas mías, pueblo, os digo: pensad y repensad antes de calumniar a uno de mis elegidos, pensad y repensad antes de despreciar como inservible una prédica de éstos, porque cada prédica, cada imagen, cada ejemplo, cada palabra, sirve y de mucho si se lo impregna con el Espíritu que viene de lo alto. Orad más por nuestros sacerdotes, si ellos caen también es por vosotros, por vuestra responsabilidad y no exijáis de ellos lo que vosotros no habéis cumplido tampoco. Continuad orando, luego os bendeciré. Tened paz, amados míos.

Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 26, Vers. 16 al 18.

Va a dar la bendición el Señor ahora de los objetos y pide que seamos fieles a sus pedidos, pide que tomemos en serio sus palabras y sepamos inculcarlas a otros con amor y ejemplo.
Recibimos la bendición del Señor, Él nos está bendiciendo ahora, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El Señor va a dar la bendición a todas las personas que están aquí presentes: Recibid de vuestro Dios, cada uno según vuestra necesidad, permaneced adheridos a la Santa Palabra, a la Santa Iglesia, a los Santos Sacramentos, y no olvidéis, todo cuanto vuestro Dios os pide es para vuestro bien, Yo os bendigo os doy la paz en nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Recibid y dad a otros, dad de lo que os ha sido dado. Paz y amor.
Haced de vuestros corazones un nuevo Belén y allí estaré como lo estuve. Paz a todos.
Dice el Señor: Merced al pedido de la Santísima Virgen también quedan benditas las rosas que le han ofrecido a Ella y ahora que acerquen una para bendecir Ella especialmente. Dice el Señor: Tanto habéis pedido que al fin lo conseguistéis.
Aquí va a entregar la bendición el Señor y será también para sanación de enfermos, para conversiones y como en otros lugares, custodia del cenáculo. Recibid bendición en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.




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