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LA ORACIÓN OS LLEVARÁ
AL CORAZÓN INMACULADO DE MI MADRE,
Y DE ALLÍ, AL MÍO, HAY UN PASO

CÓRDOBA, 4 de febrero de 1989
CENÁCULO NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA

La paz llegue a vosotros, pequeñas ovejas de mi grey.
Oíd la voz de vuestro Pastor que se acerca nuevamente a llamaros a mantener la unidad.
Conozco vuestras necesidades, dificultades y problemas, conozco vuestras carencias, mas todo es poco para mí si me lo pedís con fe. Vosotros sóis depositarios de toda mi confianza y por vuestra fidelidad a mi Palabra obtendréis todo.
Dad gracias siempre al Padre del Cielo porque os permite ser de los primeros llamados. He estado entre vosotros y ahora creíais que soy un Dios lejano, sentado en un trono en medio de los Cielos, mas me he quedado en medio vuestro en la Sagrada Especie de la eucaristía ¿y no me habéis reconocido aún? pues entonces en un intento extraordinario de misericordia me acerco aún más y camino entre vosotros, ¿puede un Dios hacer más por sus criaturas? Responded con vuestra entrega y consagración a mi servicio; para todos vosotros tengo reservado lugares en el Cielo, no los perdáis por vuestro orgullo y obstinación. Salid del encierro que os presenta el mundo, desatad las cadenas que Satanás os ha puesto, liberáos interiormente con la oración y los sacramentos y seréis hombres nuevos, hombres espirituales, hombres de Dios; y así os quiero en este mundo, vano y materialista, hombres y mujeres con Espíritu de Dios que me lleven en sus bocas, en sus mentes y en sus corazones, solo así a través vuestro, la humanidad entera sabrá que Dios no ha muerto y más aún, vive y trabaja en medio vuestro, como antes y como siempre, pues jamás me he alejado de vosotros, pequeños míos, habéis sido vosotros los que extraviásteis el camino.
No temáis a todos aquellos que amenazan, pues la amenaza no se cumplirá si mi mano está de por medio. Sabed que el enemigo tiene sus seguidores y bien trabajan estos malditos para haceros perder vuestro puesto en la Eternidad, mas ya no permitiré que aquél que con buena voluntad, humilde corazón dispuesto se acerque a mí, se pierda. Y os seguiré insistiendo: confiad, en cada acto de vuestra vida, confiad, id elevando vuestro horizonte de confianza hasta llegar a la confianza plena en este Dios que os ama, os habla, os busca; confiad amados míos, en mis manos está el equilibrio del universo, ¿no podré acaso complacer por amor a mis criaturas bien dispuestas? pues por esto soy Padre Amoroso y como Padre me preocupan mis hijos.
Esta Santa Madre, vuestra y mía, no cesa de rezar por vosotros y su oración sube y sube hasta el trono del Padre intercediendo por vuestros pedidos, mas cumplid, no dejéis de lado la oración y en los momentos más difíciles, la oración os llevará al Corazón Inmaculado de mi Madre, y de allí al mío hay un paso.
Tended vuestros brazos al Cielo, pues desde allí vendrá la ayuda, y poned todo empeño en ayudar a vuestros hermanos más necesitados pues las obras que realicéis de misericordia os harán progresar en la santidad.
La paz esté con vosotros, amados míos; la mano que os bendice, os recuerda que desde vuestro bautismo os habéis consagrado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
El Dios de Amor os invita a participar de su Iglesia, a ser miembros de su Cuerpo, a sacrificaros ahora por un tiempo y luego gozar eternamente en presencia de los bienaventurados: no es fácil, pero está a vuestro alcance, con mi gracia os basta. Tened paz.

Lectura: San Lucas, Cap 4, Vers. 16 al 19.





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