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VENÍD A MÍ PUES YO SOY LA PUERTA ANGOSTA;
ENTRAD POR EL CAMINO ESPINOSO Y DIFÍCIL,
LLENO DE DIFICULTADES Y PROBLEMAS

28 de abril de 1989
PARROQUIA SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Venid a mí, aquellos que estáis quebrantados por el dolor, venid a mí, aquellos que no tenéis esperanza alguna, venid a mí, aquellos que habéis extraviado el camino y no encontráis salida, venid a mí, si estáis cansados de las desilusiones del mundo. Acercáos a mí y apoyad vuestras cabezas en mi hombro, Yo os consolaré y os daré palabras de aliento os fortaleceré y os protegeré siempre si venís a mí.
Pronto está el momento de la llegada del Espíritu de Fuego y Verdad (Pentecostés), el Gran Consolador enviado por el Padre, la fuerza irresistible que llena los corazones de ardor de santidad, ese Fuego que alguna vez dije desearía que ya estuviese ardiendo. Y vosotros sóis ahora los portadores de este Santo Espíritu (los concurrentes se hayan en estado de gracia, habiendo confesado y comulgado). Preparáos bien, pues la Fiesta de su venida no es solo una conmemoración sino que vuestro Padre repite el envío de su Santo Espíritu a todos aquellos que con corazón abierto, con humildad, se inclinen ante Él y se lo piden. ¿O acaso no os he dicho, cuánto más no dará el Padre su Espíritu a aquél que se lo pida? no pidáis solamente cosas del mundo, no pidáis en vuestras oraciones solo aquello que con el tiempo pasa, pedid la fuerza del Espíritu de Dios para ser Jesús en el mundo y eso necesita este mundo: nuevos apóstoles que llevando mi Palabra en sus vidas me hagan ver por quienes no me conocen y me hagan sentir en aquellos que tienen su corazón endurecido. Vosotros sóis mis manos, mi boca, mis ojos y mis pies: llenáos de mí y donde vayáis, iré; donde habléis, hablaré y donde déis, Yo daré más, porque estaré siempre detrás y dentro vuestro.
Tenéis frente a vosotros dos caminos, lo sabéis bien y conocéis que el camino que el mundo ha puesto frente a vuestros ojos es aquél que se presenta como más cómodo, más amplio, suave, perfumado, pero que termina en un declive que llevará indefectiblemente a la perdición, porque los susurros del mundo terminan por ensordecer los oídos del alma y no permiten oír la voz de vuestro Dios que os llama, como os llamé y os llamo: Venid a mí, pues Yo soy la puerta angosta, entrad por el camino espinoso y difícil, lleno de dificultades y problemas. Es verdad que tendréis muchas noches de sufrimiento e insomnio, es verdad que el enemigo no cesará de molestaros, es verdad que vuestros propios hermanos os voltearán la cara, pero llegado el momento de la verdad, seréis recompensados con creces si habéis permanecido firmes y fieles.
En mis palabras anteriores os he enseñado a diferenciar unos pastores de otros y creo ya ser tiempo de que vayáis viendo a que pastor seguís.
Orad por aquellos que no cumplen mis pedidos y cumplid vosotros para dar el ejemplo. No temáis a nada en este mundo ni en el otro.
Honrad mi casa y mi presencia y Yo os colmaré de honores en presencia de mi Padre.
Como siempre lo he hecho daré las señales de mi intervención donde y como son necesarias: estad atentos.
Tened paz, amados míos, Yo os bendigo y os doy la salud de cuerpo y alma. Recibid amor de Quién os ama en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Vuestro Señor es siempre fiel, ¡imitadlo!
¡Venid a mí, hombres del mundo entero... venid, antes que el tiempo se acabe para vosotros!...
Mi Espíritu os acompaña.




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