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TRABAJAD LABORIOSAMENTE CUAL ABEJAS,
TRABAJAD POR EL REINO, ACERCADME ALMAS

19 mayo de 1989
PARROQUIA JESÚS DE NAZARETH

La paz descienda a vuestros corazones, pequeñas ovejas de mi grey.
Cuando os anticipé que las pruebas recrudecerían en estos días, os estaba adelantando lo que ahora vivís. Y sabed que solo pasarán a salvo por todas ellas aquellos que estén fuertemente aferrados a mi misericordia, aquellos que crean firmemente en mi presencia en la Sagrada Eucaristía, aquellos que vivan día a día el contacto conmigo en la oración y en la lectura de mi Palabra (La Santa Biblia); aquellos que olviden todo mal para practicar solo el bien, aún con quienes los persiguen, aquellos que quieran ser nuevos apóstoles de mi Palabra, pues este mundo sordo necesita nuevos predicadores que griten en sus oídos: ¡Dios vive! ¡Dios ama a sus hijos! ¡Dios os llama a colaborar con la salvación de las almas! El llamado abarca a toda la humanidad pues todos salidos de la mano del Padre Creador estáis llamados a este trabajo que debe realizarse en conjunto: oración, penitencia reparadora y sacrificios, amor como norma de vida. Desapegáos prontamente de las cosas vanas de este mundo pues muy poco tiempo queda para que ellas desaparezcan. Si os aferráis a ellas, donde ellas estén, iréis.
Como un padre guía a su hijo cuando comienza a caminar, así voy Yo llevándoos de la mano para que caminéis firmes hacia el Cielo. Y no olvidéis el gran misterio de la Trinidad (Vísperas de la Festividad de la Santísima Trinidad), que es el tesoro de la Santa Iglesia: el Dios Padre Creador, el Dios Hijo Redentor y Salvador de este mundo, el Dios Espíritu Santo, fuerza arrolladora que actúa en estos días con fuerza y fuego especial sobre muchos hijos que son enviados a anunciar el retorno de la Verdad, la caducidad de la mentira, la caída de todos los que siguen al mal. Tres Personas y un solo Dios: gran misterio, solo alcanzable a los ojos de la fe.
No temáis amenaza alguna, os lo he dicho y lo vuelvo a repetir; pero no perdáis el tiempo en cosas vanas y en discusiones de palabra. Sabedlo: la salvación de las almas es algo serio y debe insumir la parte más importante de vuestra vida. Cuando trabajéis, orad con vuestro corazón, cuando oréis concentráos y venid a mí espiritualmente, cuando toméis decisiones, pedid luz, cuando traigáis hijos al mundo, consagradlos a mí, cuando actuéis en vuestras parroquias, mostrad que sois míos en la humildad y sed cautos en vuestras acciones, pues muchos ojos están fijos en aquellos que dicen llevar mi Palabra y deberán demostrarlo con los hechos.
Esta Madre Amorosa sigue advirtiendo a la humanidad el peligro que acecha, mas han desoído la mayoría de sus pedidos, y por eso, la vara de la Justicia se cierne con especial dureza sobre esta humanidad impía. Trabajad laboriosamente cual abejas, trabajad por el Reino, acercadme almas, el tiempo es corto y muchos aún están fuera de la gracia.
No perdáis la paz, amados míos, pasad las tribulaciones con una sonrisa de esperanza en vuestro Dios que está a vuestro lado. Mayor es vuestro sufrimiento, mayor será vuestra gloria, si lo ofrecéis a mí. Este mundo necio no sabe... ni entiende a su Dios. Vosotros sí, ¿verdad?, demostradlo y enseñadlo así, con sencillez pero con perseverancia. No dejéis pasar oportunidad pues puede que no se repita y siempre un alma es importante más que todo el mundo (material).
Yo os amo, ovejas mías, y no dejaré de protegeros. No os interesen opiniones de aquellos que no cumplen con mis pedidos. Dejad, dejad que corra el agua, vosotros bebed del torrente limpio y fresco de mi corazón.
Tened paz duradera, amados míos, pues vuestro Dios está aquí y os bendice. Recibid la bendición y la salud física y espiritual en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Llegan días y están muy prontos en que anhelaréis mi presencia entre vosotros; volcáos pues a la oración y hallaréis consuelo en todo mal. Tened fe, todo es por vuestra salvación, esperad en mí.

Lectura: II Carta a los Tesalonicenses, Cap. 3.





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