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Edición Nro. 12

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YO HARÉ QUE FLOREZCAN
MILES DE ALMAS MÍSTICAS
SI EN LUGAR DE OÍRLAS LAS COMBATEN

7 de julio de 1989   |   Primer Viernes de mes
REUNIÓN DE ENFERMOS

Mi paz descienda a vosotros, ovejas de mi grey.
Alegra mi corazón vuestra presencia cuando oráis y os sacrificáis por mí, por vuestros hermanos, pues las gracias abundantes que rebosan mi corazón, pueden ser distribuidas en abundancia entre vosotros cuando así os entregáis. Sed siempre así, fieles a la gracia y mucho obtendréis de Quién todo lo tiene para vosotros. Son hijos predilectos del Corazón de Jesús, de vuestro Jesús, aquellos que se desviven por complacerlo, aún a costa de grandes sacrificios.
De hoy en más, cada primer viernes de mes será día de entrega de ángeles custodios para los Cenáculos, aquellos Cenáculos que hoy deseen llevar su ángel custodio, así lo harán, en el momento en que os otorgue mi bendición, como lo hago habitualmente, ellos ocuparán su lugar y cumplirán con la tarea que les ha sido asignada, no despreciéis esta presencia celestial, pues cuanto más recurráis a ellos, más cerca ellos están de vosotros.
Esta es noche de luz y de gracia, luz que ha llegado hoy a dos almas, que han sido rescatadas del pecado (el sacerdote bautizó durante la Santa Misa a dos jóvenes) y han sido hechas miembros de mi Cuerpo, herederos del Cielo, gracia que no faltará si con su buena voluntad se deciden a seguirme. Os baste mi gracia en todo, hijos míos, os baste mi gracia.
Todo aquél que clame a mí, de mí recibirá si su pedido es sincero, todo aquél que busque en mí, en mí encontrará si busca por su bien, todo aquél que me llame en su ayuda, me verá acudir presuroso si su llamado es perseverante y su alma se verá librada de las cadenas del mal. Resistid, hijos míos, con la gracia y luchad. Hay dos frentes especialmente difíciles que deben ser defendidos como bastiones inexpugnables de mi presencia, los templos dedicados a mí, en los cuales está mi presencia sacramentada, y los hogares, las familias en las cuales el amor cristiano también me hace presente, en estos dos frentes combate el enemigo, en los templos y en los hogares, y allí vosotros tenéis dos recursos para defender; en los templos, la frecuencia sacramental, la piedad; en los hogares, la oración y la lectura de mi Palabra. Defended las fortalezas de la gracia, pues el enemigo de las almas sabe muy bien cuánto vale un alma que se pierde.
Y no sigáis desoyendo los llamados de mi Madre, ni escondiendo sus palabras, pues si no permitís que se sepa lo que Ella quiere decir, lo diré Yo, y delataré también a aquellos que injustamente acallan la voz de la Madre, Reina y Señora de Todo lo Creado, pues si en mi plan de salvación he preparado la intervención maternal de mi Santa Madre en estos tiempos, no sois vosotros, los hombres, los que vais a hacer inútil esta intervención. Yo haré que florezcan miles de almas místicas, si en lugar de oírlas, las combaten, si en lugar de aconsejarlas, las ignoran, si en lugar de defenderlas, las persiguen. Son momentos duros, hijos míos, y debemos estar unidos, la Cabeza que soy Yo, vuestro Señor, y los miembros que sois vosotros, mi Iglesia.
Tened paz, amados míos, dejad todo en mano de vuestro Dios y entregaos plenamente al trabajo por las almas, veréis que del árbol más seco pueden surgir brotes nuevos.
Recibid la bendición y vuestros ángeles custodios, ellos os acompañen y estén con vosotros siempre, Yo os bendigo y os sano en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Recibid según vuestra Fe.
Bendito aquél que en mi nombre trabaja en el mundo sin ser del mundo, porque a él pertenece mi Reino.
No desfallezcáis en las pruebas, Yo estoy a vuestro lado.
Tened paz.

Lectura: Romanos, Cap. 6, Vers. 1 al 11.





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