CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 22

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





SABED QUE LA SANTIDAD Y EL SUFRIMIENTO
VAN UNIDOS COMO LA CRUZ CONMIGO.
MAS NUEVAMENTE OS LLAMO: ¡SED SANTOS!

25 de mayo de 1990

Mi paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Una vez más se hace sentir en medio vuestro mi presencia y mi voz, una vez más porque es necesario, una vez más, porque aun tengo misericordia de este mundo.
Se acerca el momento en que se recuerda y se renueva la llegada del Espíritu Santo y con ella el nacimiento de mi Iglesia. Os he dicho en otras oportunidades que debíais prepararos dignamente, ¿estáis realizando la Novena (al Espíritu Santo) que os propuse? Una vez terminado el último día de esta Novena, al día siguiente, comenzad durante siete días pidiendo al Señor cada día un don del Espíritu Santo en especial. Rezaréis, pues, de esta forma pidiendo sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, fortaleza, piedad, santo temor, acompañando vuestra oración del Santo Rosario luego de cada uno de los misterios, diréis: «Envía, Señor, tu Espíritu y concédeme el don de Sabiduría», para el primer día y los demás dones en cada uno de sus siete días. No iniciéis pues esta oración como lo hacéis habitualmente. Todos los que participáis de la oración en conjunto, iniciaréis con cinco minutos de examen profundo de conciencia en el cual os haréis las preguntas que se refieren a vuestro comportamiento en primer lugar con respecto al primer mandamiento que os he dado, el amor a Dios, en segundo lugar con vuestro comportamiento hacia vuestro prójimo comenzando por los más cercanos. Y observad bien que no os digo que analicéis el comportamiento con aquellos que más os simpatizan o que más amáis sino he dicho más cercanos, con quienes compartís vuestra vida habitualmente. Durante este tiempo previo a la Venida del Santo Espíritu sobre vosotros, veréis como pasado los días este examen de conciencia produce en vosotros un efecto sorprendente, allí os reconoceréis, y al reconoceros pecadores habréis ganado en humildad. En el séptimo día haréis una confesión pidiendo la asistencia del Espíritu Santo. Durante la Sagrada Comunión de ese día, Yo os garantizo, Palabra del Señor, recibiréis la parte que os corresponde de cada uno de los siete dones con toda abundancia.
Es el momento de los testigos y vosotros sois mis testigos ahora pues estáis compartiendo estos momentos conmigo y estáis recibiendo las enseñanzas que Yo os doy como vuestro Maestro y guía, como vuestro Supremo Pastor. Atestiguad, vosotros, con vuestra vida y en todas partes que sois hijos de la Luz. Ved que la Iglesia está herida en su corazón, vosotros debéis sanar esa herida, haciendo retornar la piedad a los templos, el amor a mi presencia en las comunidades y el respeto por la Santa Madre Iglesia a través de la cual el Espíritu Santo sigue rigiendo los destinos de esta Iglesia, Esposa mía, luz para toda la humanidad. Es verdad que no todos los integrantes de su estructura humana están viviendo acorde con lo que el Espíritu indica, mas no os detengáis a juzgar, mas bien suplantad vosotros con vuestro esfuerzo lo que falte para que sea una Iglesia agradable a los ojos de Dios.
Tened paz, hijos de la luz, sabed que grande es la empresa que habéis emprendido al oír esta voz, al dejar entrar al Señor en vuestro corazón, al proponeros que Él sea vuestro Maestro, mas no os dejaré desamparados pues no sois vosotros quienes me habéis elegido sino que he sido Yo quién os llamé y no os he llamado para luego abandonaros.
Sed fieles y no os apartéis de esta oración de los días viernes, oíd bien, no deseo que cambiéis este lugar de oración por ningún otro hasta que Yo mismo os lo diga a través de este instrumento, ¿habéis comprendido?, no deseo que os mováis de este lugar hasta que Yo mismo os lo diga y os lo haga saber. Paz a vosotros.
Feliz aquél que elije el camino angosto pues hallará la puerta que lleva al Reino de los Cielos. Yo os bendigo, recibid en abundancia en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Sabed que la santidad y el sufrimiento van unidos como la cruz conmigo, mas nuevamente os llamo: ¡sed santos!
Paz a los corazones limpios.

Lectura: San Lucas, Cap. 8, Vers. 16 al 18.





ANTERIOR     |     SIGUIENTE