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MUCHO CAMINO DEBÉIS ANDAR AÚN,
MUCHO CAMINO Y MUY PELIGROSO

16 de noviembre de 1990

La paz llegue a los corazones bien dispuestos.
No han sido, según veo, suficientes mis palabras; no he sido lo suficientemente claro al expresarme entre vosotros, pues algunos aún hoy os presentáis frente a mí con el corazón endurecido. Nada puedo daros si no cedéis: ¡abrid las puertas al Señor! Será porque creéis verme con claridad en vuestras oraciones y prácticas y os cuesta verme en vuestros hermanos.
Mucho camino debéis andar aún, mucho camino y muy peligroso, y solo adheridos a mí lograréis avanzar. Pensad bien, pues, y encaminad vuestra vida por la vía segura.
He puesto frente a vosotros a aquél que guía este rebaño en mi nombre y que naturalmente puede ejercer su poder, poder que Yo mismo le he encomendado sobre cada uno de los que se han consagrado como Apóstoles de los Últimos Tiempos. Haced cuanto él os pide y me estaréis complaciendo, él os exigirá y Yo a él, y sus cuentas son mayores que las vuestras a la hora de rendir.
Deseo para el año entrante, el primer Domingo del año (6 de enero de 1991), una reunión de todos los consagrados Apóstoles de los Últimos Tiempos, he dicho todos, en el lugar elegido para la Fundación Misericordia Divina. Allí, siguiendo mis instrucciones, recibiréis por boca de éste lo que deseo daros. El año entrante es de suma importancia para la Orden y debéis prepararos bien, cuidad que nadie falte, si se considera auténtico apóstol de los últimos tiempos. Si reconocéis la voz de vuestro Maestro y estáis dispuestos al sacrificio por seguir mis mandatos, recibid la bendición.
Yo os bendigo para que seáis motivo de fe en otros y no de escándalo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Seguid con vuestra oración, ella se hace agradable a mi corazón cuando surge del soplo del Espíritu Santo que habita en vuestras almas en estado de gracia. Paz a mis seguidores fieles.

Lectura: San Mateo, Cap. 27, Vers. 3 al 10.





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