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Edición Nro. 25

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AQUÍ REALIZARÉ LAS OBRAS
MÁS IMPORTANTES EN LOS
CORAZONES DE LOS HOMBRES

25 de enero de 1991

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Recibid con abundancia, la paz, como solo Yo puedo daros; la paz que proviene de la armonía entre vuestra relación conmigo y con vuestros hermanos.
Sabed que este Santuario en el cual mi misericordia se ha posesionado en forma especial es uno de vuestros tesoros más grandes. Aquí realizaré las obras más importantes en los corazones de los hombres: Una novena en honor a la Divina Misericordia rezada durante los nueve días, a las tres de la tarde, será indefectiblemente escuchada, si se la hace en este sitio, y obtendréis la gracia que pedís según mi Voluntad.
No he venido a quitaros sino a daros aún más; no he venido a hundiros sino a elevar vuestra dignidad de hijos de Dios; no he venido a condenar sino a llamar a la conversión mas pobre de aquel que no oiga mi llamado, pobre de aquel que desprecie mi mano tendida, pobre de aquél que se aleja voluntariamente del lado de su Dios, porque poca esperanza de salvación tendrá.
En el próximo viernes, traed a mí los cirios para bendecir, uno por persona, a los que estén presentes exclusivamente, un cirio por persona, una vela que significa la luz que habéis recibido el día de vuestro Bautismo y que os protegerá ante los grandes peligros que se ciernen sobre la humanidad. Recordadlo bien, predisponéos bien y recibiréis esa bendición especial.
Sabed que vuestro Dios nada hace en vano y nada pide por vanidad sino que saca buen fruto de cada cosa que vosotros ponéis a sus pies. Yo sé construir sobre vuestros éxitos y sobre vuestros fracasos, no temáis nada, el timón está firme entre mis manos, vuestro Dios nunca falla, y no os dejará solos. Tened paz, amadas almas mías, en este sagrado recinto donde reside mi misericordia, Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Otros muchos vendrán aquí y aquí recibirán lo que necesitan, enseñadles vosotros a encontrar el camino hacia mi corazón. Que la paz llegue a los corazones humildes.

Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 13, Vers. 47 al 52.





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