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Edición Nro. 26

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ENVIARÉ SOBRE ESTA HUMANIDAD INCRÉDULA
UN CASTIGO SIN PRECEDENTE
POR PERSEGUIR A MIS MENSAJEROS

22 de marzo de 1991

Que la paz llegue a vosotros, ovejas de mi grey.
Cercano está el momento, en que conmemoraréis mi Pasión y muerte (Semana Santa). Soportad con paciencia los dolores de vuestra vida diaria y haced con ellos una ofrenda agradable al Padre de los Cielos, uniéndola en esos días a mi Pasión redentora. Ofrecéos también, vosotros, como nuevos Cristos, dispuestos a recibir ultrajes, ofensas, dolores, para lograr la salvación de muchas almas que aún no conocen la misericordia de vuestro Señor. Pues enviaré sobre esta humanidad incrédula, un castigo sin precendente, por perseguir a mis mensajeros, por apagar el Espíritu que sopla a través de sus palabras, por hacer tambalear mis obras en todos los lugares del mundo donde mi voz y la de mi Madre Santísima se hace oír. Nada de lo que hagan quedará sin recibir su justo pago. Rogad vosotros que entendéis; pedid vosotros que oís con más claridad; buscad vosotros que tenéis la luz del Espíritu Santo. No os quedéis también como los primeros apóstoles, dormidos, mientras Yo elevo mi plegaria.
Es mi deseo que todas mis palabras sean publicadas prontamente como advertencia a la humanidad, deben salir a la luz, deben ser publicadas, insisto, deben ser conocidas, para que aquellos que son fieles no decaigan y aquellos que están extraviados encuentren el camino de regreso.
Vosotros debéis anunciar que Yo estoy aquí y seguiré estando para quién así lo necesite. No olvidéis, deseo que se den a conocer mis palabras que aún permanecen sin salir a la luz.
Tened paz, recibid la bendición y la fortaleza que de ella proviene en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Vivid cada momento entregados en plenitud al trabajo por la salvación de las almas, mas no descuidéis vuestros deberes de estado.
Tened paz, recibid paz, defended la paz que viene de Dios.

Lectura: Daniel, Cap. 3, Vers. 41 al 50.





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