18 de junio de 1993
Es mi deseo que mis palabras lleguen con mayor frecuencia y mayor celeridad al resto de la humanidad pues no solo para vosotros es el tesoro de mis enseñanzas sino para todo aquél que con buena voluntad desee adherirse a esta Obra, por cuánto si nadie le acerca mis palabras, ¿cómo las conocerá y cómo las cumplirá? Por eso os solicito hoy haced cuánto de vosotros dependa por acercar mis Palabras a todo el mundo.
Durante el transcurso de esta próxima semana realizad todos los sacrificios y oraciones que podáis por las autoridades eclesiásticas de este país para que el Señor que está iluminando vuestros corazones con sus palabras pueda llegar también a los suyos, pues muchos de ellos se cierran a la verdad. Rezad y sacrificáos, pues, por vuestros sacerdotes, religiosas, religiosos, obispos, cardenales, para que reciban abundante luz que parte de mi corazón y que esta luz ilumine su entendimiento, acreciente su fe, su esperanza y su amor, y los mueva a un mayor celo por la salvación de las almas. De todo esto, todos saldréis beneficiados.
Tened paz, Yo os bendigo, recibid mi bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Mayor fruto conseguiréis cuanto mayor empeño pongáis en cumplir. Paz.
Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 2, Vers. 14 al 19.
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