VALE EL MUNDO
2 de julio de 1993 | Primer Viernes de mes
Ninguna carga es demasiado pesada, ningún sacrificio es demasiado doloroso, ninguna incomodidad es tan insoportable como para no llevarla, si todo se hace en beneficio de la salvación de las almas, pues estas deben ser conquistadas una a una, como fortalezas, como ciudades, como bastiones del enemigo que por distintos caminos ha penetrado en ellas y las ha endurecido hasta hacerlas indiferentes a mi voz. Por eso confío en vosotros, por eso os entrego la misión de dirigiros a ellas para conquistarlas, para llevarlas al Reino. Sabed que si trabajáis por ésto, estáis haciendo grandes méritos por vuestra salvación y al fin de vuestro tiempo, todo será tenido en cuenta. No olvidéis, pues, que un alma vale el mundo.
¡Adelante, hijos míos!, ¡adelante, Apóstoles!, ¡avanzad como tales, luchando con las armas que os he entregado!: Ayuno, Oración, Sacramentos, Palabra de Dios. Practicad, en cuanto tengáis oportunidad las obras de misericordia, ese es el combate que deseo presentéis y no creáis necesitar demasiada preparación intelectual, sino un corazón abierto y bien dispuesto, una voluntad firme, y el Fuego del Espíritu en vosotros. ¡no olvidéis!: Yo os he dado la posibilidad de enrolaros en mis filas, no me decepcionéis ahora abandonando la batalla cuando aún hay mucho por hacer.
Tened paz, Yo os bendigo, recibid mi bendición y la fuerza que necesitáis para poner en la práctica mis pedidos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Lo que solos no podéis, con mi ayuda alcanzaréis fácilmente. Paz.
Lectura: Tito, Cap. 3, Vers. 1 al 8.
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