13 de mayo de 1994
Oíd con atención la Segunda Advertencia Final: Ensancha sus fauces el seno del Infierno para recibir a multitud de almas que en él caen, y que provienen muy especialmente de dos diferentes estratos; multitud de jóvenes, perdidos por su vocación satanista e inspirada por el mismo demonio que domina casi en su totalidad la juventud.
Y los sacerdotes y religiosas que han relajado su vida espiritual y hoy como nunca se pierden también en aquel lugar de tormento con mi más profundo dolor. Si esta advertencia llega a vuestra manos, no la dejéis pasar, es momento de luchar elevando con fe vuestra plegaria, no esperéis más, pues la lucha desencadenada no cesará hasta el triunfo final de uno de los intervinientes. El demonio se debate, aún sabiendo que ha perdido, por arrastrar a todas la almas posibles, y vosotros, humanidad entera, debéis defenderos con la oración, recurriendo a mí, y Yo vuestro Señor intervendré. Orad mucho, orad bien, por vuestros sacerdotes y religiosos, que por sus infidelidades están haciendo tambalear mi Iglesia, y por vuestros jóvenes, que por su indiferencia religiosa caen en manos de la peor atrocidad: El satanismo deliberado, pues ya os he dicho y os repito en esta segunda advertencia: conmigo o contra mí... vosotros elegís...
La bendición para aquellos que la reciben con fe, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Advertir es propio del tiempo en el que se puede aún cambiar la situación, recordadlo. Paz.
Lectura: Jeremías, Cap. 12, Vers. 14 al 17.
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