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Edición Nro. 39

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SABED HUMANIDAD ENTERA
¡AQUÍ ESTÁ EL SEÑOR!

9 de diciembre de 1994

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Mi Madre está aquí hoy junto a mí. Ha venido a pedirme por vosotros y por todos aquellos que se han consagrado como sus servidores fieles. Ha venido a alcanzar en sus propias manos vuestras intenciones y ruegos. Ha venido a presentarme vuestros servicios como apóstoles. Vosotros sabéis bien que todo cuanto mi Madre me ofrece es por mí aceptado. Por eso vuestras consagraciones serán tenidas en cuenta con mayor seriedad cada vez pues con ellas bien cumplidas aseguraréis un lugar en el Cielo para vosotros y la salvación de muchas otras almas. No hagáis que sea en vano la confianza que esta Madre ha puesto en vosotros ni hagáis que se diluya el poder de mi mano frente a vuestras debilidades.
Vosotros sois el ejército que el mundo espera. Vosotros sois quienes debéis llevar mi luz a la humanidad toda. Vosotros sois consagrados a mi Madre y a mí y como tales seréis juzgados por el mundo y por la Justicia Divina. Comportaos consecuentemente, no abandonéis vuestra tarea diaria y no permitáis que el enemigo infunda en vosotros el espíritu de rebelión, de tristeza.
No os dejéis hundir en vuestra fe. Elevad vuestras almas a mí de continuo y siempre hallaréis mi mano disponible para bendeciros y colmaros de gracia. Pobre de aquel que deje pasar este tiempo de misericordia, pobre de aquél que haga oídos sordos a mis enseñanzas, pobre de aquél que combata mi Obra, pobre de aquél que no reconozca sus errores a tiempo.
En honor a este pedido especial de vuestra Madre el próximo viernes podéis recibir la bendición individual que será por demás fuerte y que servirá, además, para libraros de las ataduras del demonio si es que la tentación ha hecho presa en vosotros.
Sabed humanidad entera: ¡Aquí está el Señor!, Aquél que todo lo puede, Aquél que nunca abandona al necesitado, Aquél que todo lo desea de sus hijos predilectos y hoy bendice desde aquí a todos los que puedan recibir con corazón limpio la bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Practicad más y más en la humildad y la obediencia y no seréis defraudados en vuestros progresos. Todo lo que es limpio y puro es de mi agrado y como tal Yo mismo lo conservaré así. Paz.

Lectura: I Corintios, Cap. 15, Vers. 1 al 11.





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