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Edición Nro. 39

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NADIE ES MÁS LIBRE QUE AQUÉL
QUE ENTREGA SU LIBERTAD
EN MANOS DE DIOS

23 de diciembre de 1994

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Para ser verdaderos Apóstoles, verdaderos discípulos de vuestro Señor os es necesario una total y perfecta aceptación de la Voluntad de Dios sobre vuestras vidas. Esta Voluntad que muchas veces se os hará incomprensible y contradictoria es en realidad siempre una muestra de amor.
Ved, pues, a mi Madre, la más grande de todas, la llena de gracia, cómo pudo, pues, aceptar que el nacimiento del Rey del mundo, Aquél que le había sido anunciado por un ángel del Cielo sucediera en un lugar tan miserable. Podría Ella haber exigido mayores comodidades, podría haber exigido mayores consideraciones, podría haber exigido más de Aquél a Quién había dado todo y sin embargo su única palabra fue “SÍ”, y su aceptación incondicional de la Voluntad de Dios que la llevaba incomprensiblemente a ser Madre de Quién os habla: el Salvador del mundo, en un lugar indigno, aún, para los animales.
Pero esta humildad en la aceptación fue la que dejó sin ninguna influencia al enemigo de la Salvación, pues no comprende, ni puede comprender en su egoísmo y soberbia a las acciones de los humildes. He ahí el gran secreto.
Por eso deseo que vuestra aceptación de mi Voluntad sobre vuestras vidas sea completa, total, incondicional y humilde siempre pues no se trata de entender, sino de callar y confiar. Si así lo hacéis vuestra perfección aumentará día a día y cada vez vuestro corazón se llenará más de la acción del Espíritu Santo.
Tened paz. Recordad todas mis enseñanzas y compartid conmigo este nuevo nacimiento. Sed vosotros mi consuelo y no me olvidéis en este día, solo así vuestra alegría será completa.
Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Nadie es mas libre que aquél que entrega su libertad totalmente en manos de Dios. Paz.

Lectura: Proverbios, Cap. 19, Vers. 8 al 15.





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