13 de diciembre de 1996
Yo, el Dueño del Tiempo, el Dueño de la Gracia, el Dueño del Mundo, me inclino hacia vosotros para compartir con vuestras almas mi gracia... mi Reino... mi Amor.
Yo doy a éste, mi instrumento, el alimento verdadero, que es mi Cuerpo y mi Sangre por mano propia; mas, ¡pobre de aquellos que deberían ocupar este lugar y no lo hacen por negligencia en su deber sacerdotal! ¡Pobre de aquellos que niegan el alimento espiritual a mis apóstoles, pues serán tratados como padres inhumanos que niegan alimento a sus hijos pequeños, como médicos traidores que se niegan a sanar a los que a ellos acuden!...
Iniciaréis a partir del primer viernes del próximo mes las nueve veladas de oración, renovando en cada una de ellas vuestras promesas bautismales. Yo derramaré abundantes gracias en estos momentos fuertes y concederé la gracia de la conversión a quienes se empeñen en participar de las mismas con esa intención.
Tened paz. El Dueño del tiempo, el Dueño de la paz, el Dueño de toda bendición os bendice en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Traed a mí las imágenes que me recuerdan como Niño para dar mi bendición sobre ellas en nuestro próximo encuentro. Paz.
Lectura: San Lucas, Cap. 12, Vers. 35 al 48.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS