27 de diciembre de 1996
Se repite hoy la satánica persecución por la cual tantos inocentes fueron asesinados impunemente, pues el hombre, guiado por las fuerzas del mal, busca deshacerse de Dios; y en esa búsqueda pierde su inocencia mancillando su alma con toda clase de impurezas; mas este mal no alcanza hasta el Señor y daña solo a quién lo hace. Cegado por su soberbia, el hombre pierde cada vez más el contacto cercano con su Dios, destruye su infancia espiritual e imita al Acusador: la maligna Serpiente Antigua.
Recordad que os he dicho: “sed como uno de esos pequeños”. Imitad esa infancia espiritual que atrae la mirada de los ángeles; sed simples como niños, que en todo dependen de sus padres, y yo os guiaré, alimentaré y cubriré todas vuestras necesidades; ahuyentaré vuestros temores y os haré descansar sobre mi corazón.
Tened paz, recibid la bendición que os pertenece por vuestra confianza en mí en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Éste es mi Santuario, éste es mi lugar sagrado: ninguna ofensa proferida contra él quedará impune, pues yo mismo seré el vengador de mi casa. Paz.
Lectura: San Lucas, Cap. 24, Vers. 13 al 25.
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