21 de febrero de 1997
Debéis guardaros cuidadosamente como de una serpiente altamente venenosa del escándalo. No seáis vosotros con vuestra conducta motivo de escándalo para nadie. Pues no basta con una conversión interior, sino que vuestro porte exterior... vuestra forma de actuar y de hablar... vuestros gestos... vuestra forma de vestir... de alimentaros... de relacionaros con los demás... los temas de vuestras conversaciones... las opiniones y aún la forma de defender la sana doctrina, debe estar acorde a la prudencia.
Entended esto como corresponde, de lo contrario vuestros escándalos serán un fuerte antitestimonio que evitará a otros a acercarse a mí y será tomado en vuestra contra. Debéis puliros mutuamente para que en todo momento seáis reconocidos como mis seguidores.
Debo repetiros que os guardéis del escándalo pues esta humanidad ha hecho del escándalo una forma de vivir.
Recibid mi bendición, abrid vuestros corazones y entrará en ellos mi paz en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
El hombre agradece al que alimenta a sus hijos, el Señor a quién alimenta a sus apóstoles, cuándo y cómo debe ser. Paz.
Lectura: Filipenses, Cap. 4, Vers. 4 al 9.
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