13 de junio de 1997
No aceptéis críticas de aquellos que no os presenten soluciones posibles a los problemas que creen ver dentro de mi Obra. No aceptéis indicaciones de quienes no muestren interés por subsanar los errores que dicen ver. Pues esta es mi Obra y en ella todos tienen un lugar, menos aquellos que solo desean criticar con espíritu destructivo o analizar con indiferencia sin comprometerse de verdad.
Para que el campo dé sus frutos, es necesario el que prepara la tierra, el que siembra la semilla, el que la riega... mas el que la hace crecer es vuestro Señor y ninguno de los trabajadores puede decir que es por sus méritos que la planta ha dado sus frutos. Así os quiero: trabajando, sembrando, regando, preparando la tierra, para esa buena semilla que yo os daré y es mi Palabra y que dará sus frutos en la conversión de muchas almas, en la salvación de aquellas almas por las cuales he dado mi vida.
Haced oídos sordos a los comentarios exteriores de quienes no entienden ni quieren entender mi Obra para no comprometerse. Oíd solamente mi voz, pues, yo soy vuestro Señor y os conozco, y sé que es lo mejor para vosotros.
Tened paz, yo os bendigo para que el Espíritu Santo os mantenga alerta contra los perturbadores en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Si honráis a mi Madre, me honráis, y yo os ayudaré para que tenga su lugar como le corresponde. Paz.
Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 10, Vers. 34 al 43.
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