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LOS LUGARES DE ORACIÓN
DEBERÁN SER MÁS AMPLIOS

12 de febrero de 1988
Cenáculo María, custodia de la palabra eterna


Está el Señor con nosotros ya, está diciendo que viene a animarnos y viene a ayudarnos y a darnos fuerzas para la batalla que se aproxima y ya mencionó y cuyas primeras escaramuzas ya se están viviendo, la batalla será grande, dice el Señor, pero mi espada está de vuestro lado, mi espada es mi Palabra, dice el Señor.
El cenáculo es “María, custodia de la palabra eterna”, pues la Santísima Virgen como reina y señora del cielo y de la tierra, con su intervención, custodia personalmente, dice el Señor, que se cumplan las palabras, que están escritas y que son la revelación defendida por la santa Madre Iglesia. María es Custodia de esa semilla en vuestro corazón, que es mi palabra, dice el Señor.
Llorad, llorad y no riáis, gemid y no habléis, pues a vosotros os vengo a advertir la proximidad de algo que ojo alguno no ha visto y oído alguno no ha oído jamás, no seáis de los necios, sed de los trabajadores fieles. Llorad en vuestro interior, arrepentíos, volved, hijos, volved, rebaño mío, a vuestro Pastor. No todos deseáis lo que Yo deseo y eso no es bueno, si vierais el abismo que se abre bajo vuestros pies para tragar vuestra alma no seríais tan inconscientes, ni siquiera dudaríais un segundo en realizar y poner por obra lo que os he estado pidiendo desde hace casi tres años y desde hace dos mil años desde que estuve con vosotros aquí pisando esta tierra. Sabéis que ahora me he dignado venir nuevamente en todos mis hijos preferidos a los cuales entrego mis palabras y que habito aún en mi Iglesia, en mis sacerdotes fieles.
Fidelidad y perseverancia os harán falta en estos momentos de incertidumbre, el mundo se sacude violentamente y vosotros, ¿dónde os aferraréis? He aquí mi mano tendida, he aquí la mano de vuestro Señor que viene en vuestro auxilio, he aquí la mano que sacó a Pedro de las aguas, he aquí la mano poderosa que se eleva en bendición, si os acercáis confiados a mí, pero temed, temed santamente a vuestro Dios, no olvidéis que el santo temor de Dios es una virtud.
Pronto, está dicho, pronto, los lugares de oración deberán ser más amplios, ya no entran, si, ya no entran.1 Dice el Señor que ya no hay capacidad en las casas para las personas que Él llama y que pronto va a dar un lugar definitivo o dos lugares definitivos, tal vez tres, donde se harán las distintas reuniones, allí se nombrarán también cenáculos a distancia y sin necesidad de concurrir inmediatamente. Los postulantes deberán concurrir en estado de gracia, recibirán de este instrumento la bendición especial, él les asignará su nombre y su ángel y así retornarán en compañía de éste a sus hogares y comenzarán a trabajar de inmediato. Esto hará que en cada reunión puedan ser nombrados innumerables cenáculos y ganemos tiempo, porque tiempo, tiempo está faltando para hacer tantas cosas, dice el Señor, y porque hay pocos que quieren trabajar para lo que el Señor pide y prefieren quedarse en el mundo tranquilos, con los ojos cerrados y los oídos tapados, pero el desastre viene, la gran ola de maldad está creciendo y creciendo, los demonios sueltos castigan, acicatean, movilizan a toda la humanidad para tratar de desesperarla y alejarlas de mi lado.
El Señor está muy apurado por ayudarnos y dice que hasta debe luchar contra nosotros mismos para salvarnos, y eso, eso es terrible.
Tú, alma pequeña, dime, ¿qué has venido a buscar, acaso no sabes que al lado de vuestro Señor se halla la Paz?, eso es lo que te daré, pequeña mía, paz.
Y tú, ¿qué necesitas hoy de tu Dios?, piensa, si Él está aquí puede darte todo.
Os llevaría con gusto ya mismo a mi Reino pero necesito de vuestro trabajo aquí, sois necesarios para transmitir mis Palabras, no os despeguéis de este instrumento, mirad que vienen los lobos en pos de él, pronto, muy pronto, organizado está, todo lo que debe suceder en su contra y allí debéis ser vosotros los defensores hábiles, fuertes, preparados, orantes, no todo es bueno para él; Yo diré que sí y que no, ya veréis, no os dáis una idea de lo que es capaz vuestro Señor. Os dejaré la paz y os daré la bendición para completar la ya realizada por mi ministro.2
Deseo en esta semana que os esmeréis más en la oración, no es un pedido exigente y caprichoso, es necesario, tratad a lo largo de cada día, de estos cinco días, de orar, de realizar los quince misterios del rosario, todos los días, otros no hacen siquiera un avemaría bien, haced vosotros por ellos, Yo os recompensaré, el salario es la gracia y mi amor, ¿os basta?
Y tú, que estás tan duro y frío aún, hijo mío, hija mía, almas mías, ovejas, volved, Yo veo a lo profundo de vuestros corazones y en vuestro todo no tenéis nada, dejad todo eso y venid a mí, a mi amor, que os llenará plenamente, tened paz de quién os ama y siempre os amará, no os alejéis de mí.
Recibid la bendición del Señor, sobre los objetos, sobre las personas que están aquí, yo os bendigo, os preparo para la lucha, os ungiré mis guerreros espirituales. Ven aquí, enemigo, y mira, esta fuerza te opongo, inútil e inservible a los ojos de los hombres, fuerte y poderosa y acompañada de mis santos ángeles, solo Dios sabe el valor exacto de cada cosa y Yo os valorizo si me respondéis “si”.
Recibid la paz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo he confiado en estas manos, confiad también vosotros.3
Volved en paz, mi ángel queda aquí a vuestro servicio.
Bendita sea María, mi Madre y la vuestra, por su obediencia y fidelidad, por siempre.

Lectura: Filipenses, Cap. 2, Vers. 12 al 16.


1 La cantidad de personas sobrepasa la capacidad del lugar.
2 sacerdote presente.
3del vidente.




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