CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 3

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





JUEVES SANTO:
JESÚS HABLA A SUS SACERDOTES

Ezpeleta, 31 de marzo de 1988 (Jueves Santo)
PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE CZESTOCHOWA

En los momentos de mayor dolor nada hallaréis mejor que la compañía de vuestros seres queridos. Yo os he elegido hoy a vosotros para que seáis mi compañía. Vosotros seréis para mí, consuelo, en esta hora de dolor, y recibiréis de mí, ánimo en el momento de mi Resurrección. Hoy he dado al mundo dos fuerzas imbatibles en la lucha contra el enemigo: la institución del sacerdocio, mis seguidores, apóstoles, soldados preferidos de mi Madre; y la Sagrada Eucaristía, fuente inagotable de gracia.
Hijos míos, os quiero desapegados del mundo. Eso ha significado para vosotros, mis seguidores, el lavatorio de los pies. No dejéis que vuestros pies se hundan en los vicios del mundo. Caminad, sí, en el mundo, pero manteneos limpios y sin mancha. Vuestro paso será seguro si confiáis en mí y dejad que Yo os lave vuestros pies cuando caigáis; siempre estaré atento a hacerlo y siempre os espero.
Vosotros, pastores de mi grey, os quiero hombres de oración. Sabed que ningún ministro de mi casa obtendrá éxito, de ninguna forma lo obtendrá si no llena su corazón con las oraciones. Orad vosotros por vuestro pueblo y vosotros, pueblo, retribuid estas oraciones con vuestro fervor y apoyo. Sabed que si vuestros sacerdotes, no os sirven convenientemente también es por vuestra responsabilidad. No dejéis solos a estos pastores. Acompañad su trabajo. También vosotros debéis construir esta Iglesia de salvación.
Os quiero adheridos a mi Madre. Recordad el inicio de esta Santa Iglesia fundada por mí, por intervención de esta Santa Madre ha recibido el espíritu intérprete y os ha unido con lazos eternos a mí y al Cielo. Ese día habéis recibido vuestro ministerio mayor y el poder que viene de lo alto, pero solo, siempre y cuando os mantengáis unidos a mi Madre.
Y os deseo confiados. Muchas veces os dejáis quitar el sueño por banalidades y no confiáis en mí. Os invito, ved a Juan: en el momento más amargo él se reclinó sobre mí y buscó consuelo cuando en realidad debía ser él el consolador. En esto halló la fortaleza para mantenerse firme al pie de la cruz y os representó a vosotros, servidores fieles, que no me negáis vuestros dolores.
Pastores míos, pescadores de hombres, os quiero atentos en la santa celebración de la misa. Ved que vengo a vosotros y ni cuenta os dáis. Ved que os visito y no prestáis la más mínima atención espiritual a mi visita. Ponéos sobre firme a trabajar en vuestra espiritualidad. Ninguna organización reemplaza al Espíritu Santo que trabaja en mi Iglesia. Administrad con bondad los sacramentos y sabed que ya no os pertenecéis sino que sois míos.
Y una última recomendación. Sabed que estáis para servir. Nunca debéis anteponer ningún interés personal al servicio de vuestra comunidad. Cada uno de estos hijos que Yo os envíe, atestiguarán en vuestro favor si los atendéis con predilección. Cada fiel que se os acerque debe ser para vosotros como el único. Dedicad tiempo a esto y Yo agregaré tiempo a lo demás. Ved que os he dado algo de lo que deseo y nada de esto es demasiado difícil. Sabéis que siempre existió. Sed hombres de oración, devotos de mi Madre, confiados en mí y al servicio de vuestros hermanos. Lo demás viene solo. Respetad y haced respetar mi presencia en vuestros templos. Yo os amo y por vosotros voy a la entrega.
Y vosotros ovejas que andáis sin pastor sabed que nada lograréis fuera de mi Iglesia. No está en vosotros corregir. Dejad, Yo me hago cargo. Obedeced a Ella, orad, esperad, la Justicia llegará a su tiempo. Desde mi prisión de amor1 os sigo esperando a todos. Uníos, uníos a mí y seréis fuertes, pues Yo intervendré en cada momento. No desfallescáis en las próximas pruebas que por cierto son muy duras. Y permaneced siempre fieles, pues la corona del triunfo es para aquellos que perseveran hasta el fin.
Tened paz, rebaño mío, orad y mi bendición llegará a todos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Ved a María al pie de la cruz y acompañadla; solo así entenderéis mi Pasión. Paz a vosotros.

Lectura: I Timoteo, Cap. 6, Vers. 11 al 19.


1 el Sagrario.




ANTERIOR     |     SIGUIENTE