Edición Nro. 5
VICENTE LÓPEZ, 22 de julio de 1988
CENÁCULO MARIA, REINA DE LOS ÁNGELES
Lectura: II San Pedro, Cap. 3, Vers. 1 al 10.
¿Por cuánto tiempo más creéis que estará el Señor a vuestra disposición? ¿Acaso pensáis que porque vengo a buscaros soy débil? ¿Por qué he salido a vuestro encuentro necesito algo de vosotros? Solo os exijo para vuestro bien. Solo os exijo para vosotros mismos y como respuesta de amor a éste que está con vosotros.
En otro tiempo os he hablado de esta Obra y os he dicho que manejáis palabras santas, palabras que salen del Espíritu de Verdad y que derivan directamente de la boca del Señor, el Innombrable, el Dueño de Cielo y tierra, el que es, el que era y el que vendrá está aquí y os busca y os llama y os espera aun pero no dejéis pasar la ocasión.
Frente al mundo debéis ser como el constructor prudente. Cuando el que construye decide realizar una obra para su propio beneficio elije los mejores materiales y no escasea esfuerzo ni tiempo. Así vosotros elegid lo mejor que podáis aportar a la Obra del Señor. No retacéis vuestro tiempo y vuestra entrega. Haced sentir vuestra adhesión a mi corazón y Yo os haré sentir mi gracia en vuestra alma.
Muchos de vosotros me decís: ¿Y cuál es mi tarea? Salid al mundo y mirad: Almas, almas vienen, van, encerradas en sus vasos de barro ignorantes de la fe, ciegas a la luz, muertas al amor, frías. Tenéis tarea de sobra, hijos amados, ayudad a esas almas a encontrar al Señor. ¿Cómo lo haréis?: No emprendáis tarea alguna sin la oración, leed a menudo mi Palabra, reconfortaos en los Santos Sacramentos y luchad, luchad en vuestros lugares por colocar la verdad en su lugar y por ser testigos míos. Siempre habrá alguien que os persiga mas siempre habrá alguien que os imite y siempre estaré Yo.
No condenéis a nadie de antemano si no habéis intentado convertirlo. No privéis a nadie de la gracia de mi misericordia pues para los peores y empecinados pecadores del mundo he abierto mi corazón de par en par y a través de mi Madre os estoy llamado. Venid, reposad a la sombra de este árbol, el árbol del amor, gozad de sus frutos, la paz, la concordia, el entendimiento fraternal, el trabajo gustoso y sincero por el bien y para el bien sin interés material de por medio.
Aún nos falta mucho camino, hijitos míos, pero váis en él, estáis yendo en el camino, no lo abandonéis, siempre tendréis en mí un guía, un Pastor, un Padre, un hermano, un acompañante seguro y fiel, dispuesto a ayudar, dispuesto a enseñaros.
Seguid buscando el Reino y llegado un día el Reino estará en vosotros.
Recibid la paz de Quién os ama, Yo os bendigo y os sano según vuestra fe, en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hablad al mundo del Reencuentro con el Señor, es la única salida para esta humanidad. Id en paz.
EL BUEN PASTOR
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS
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