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Edición Nro. 5

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CUANDO VEAIS LO QUE HAGO
SABRÉIS QUIEN SOY

CAPITAL FEDERAL, 23 de julio de 1988
CENÁCULO MARIA, REINA UNIVERSAL, VOZ DEL CIELO PARA LA SALVACION DE LA ALMAS

Lectura: San Lucas, Cap. 18, Vers. 28 al 30.

Que la paz llegue a vosotros, hijos míos, ovejas de mi rebaño.
En verdad os digo que mi Palabra no ha sido predicada inútilmente entre vosotros, pues los que estáis hoy aquí han entendido mi llamado. No quiero concurrencia a mis reuniones por curiosidad quiero compromiso en el trabajo, fervor en la oración y celo apostólico. Debéis ser auténticos enviados míos en este mundo tan necesitado y vuestra misión única, sencilla, simple, fuerte, profunda, amorosa, es colaborar con vuestro Dios en la salvación de la almas, con vuestra oración, con vuestros sacrificios, con vuestros ayunos, con vuestras renuncias, con vuestra palabra aquellos que habéis recibido el don de predicar. Sed vosotros luz en el mundo para que la luz de Dios no se apague en la almas. Ya he dado algunas indicaciones previas y él os hará saber acerca de cada una de ellas. Toda facultad le ha sido dada para indicar, aceptar o rechazar en mi Nombre todo lo necesario para esta Reunión. Y de ahora en más cada día 13 de agosto será para vosotros conmemoración y fiesta de la apertura de esta Obra hacia el mundo. Anualmente celebraréis esta Reunión y veréis como aumenta el número de fieles a punto tal que llegado el momento el lugar será pequeño.
Para el primer Mensaje Universal os pido desde el mediodía comenzando con el rezo del Angelus, tres guardias de oración, hasta las tres de la tarde, hora en que será recibido el Primer Mensaje Universal. De doce a tres, tres guardias, tres horas de oración, voluntarios pueden ofrecerse para rezar el Santo Rosario completando así los quince misterios. No olvidéis la Coronilla a la Misericordia. El comienzo debe hacerse con el Angelus.
Si cuando nada dabais Yo aparecí entre vosotros y os llamé, cuanto más os daré ahora que habéis respondido a mi llamado, vosotros, ovejas fieles.
Recibid bendición de Quién os ama.
Tened paz y animáos a ser mis discípulos preferidos.
Os amo como Padre, como Hijo y Espíritu Santo.
Quién todo lo conoce os conoce, mas vosotros aún no me conocéis. Cuando veáis lo que hago sabréis Quién soy.
Id en paz. Estoy entre vosotros por siempre.




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