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NO DEIS VOSOTROS VACACIONES
A VUESTRO TITULO DE CRISTIANOS

Mataderos, 6 de enero de 1989   |   Primer Viernes de mes
V VIGILIA DE ORACIÓN
PARROQUIA SAN FELIPE NERI

La paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Sabed que desde aquél momento en que he venido a vuestro mundo hecho hombre, existe entre vosotros las diferentes actitudes que habéis observado en las lecturas de la fiesta de hoy (Epifanía del Señor). Existen hoy en día –y los reconoceréis– aquellos Herodes, que persiguiéndome y persiguiendo a quienes llevan mi Palabra creen hacer un favor a la humanidad y buscan sus intereses propios mientras por su boca creen alabarme. Bien los conoceréis pues os hablarán muy bien de mis Palabras mas tomarán medidas escondidas como para evitar que se propague cada uno de mis pedidos solo por el hecho de que no cabe una expresión del Señor a través de un miserable. La otra actitud de aquellos Magos de Oriente que a pesar de su condición, no tuvieron dudas en adorarme; miradlo: ¿acaso necesité predicarles? ¿Acaso necesité recitar algún pasaje del Antiguo Testamento?, ¿acaso necesité realizar ante sus ojos alguna curación milagrosa? Pues no, simplemente estuve allí como un pequeño, mas ellos tenían lo que hacía falta: El corazón abierto a la verdad. No pensaron en la dignidad o indignidad de esa mísera familia, no pensaron, solo dejaron que el Espíritu actuara en ellos y los guiara hasta mí; y tened por seguro que todo aquél que me busque me hallará, pues soy Yo, Rey de Cielo y tierra, quién habito entre vosotros y con quién vosotros, fieles amigos míos, os alimentáis: ¿acaso no creéis que ese trozo de pan contiene a vuestro Dios?
Sed como estos hombres de buena voluntad que sin conocerme me amaron y amándome me adoraron y adorándome predicaron sobre mí y me llevaron en su corazón. Conocedme a través del Evangelio, a través de mi Iglesia, adoradme en el Santísimo Sacramento, llevadme con vosotros a través de la Santa Comunión, predicadme entre los hombres con vuestro ejemplo y ya veréis como esta manifestación de hoy pone al descubierto muchas actitudes, ya lo veréis y sabréis una vez más que soy Yo quién está aquí.
Como tiemblan los pichones en su nido mientras vuela su madre a buscarles alimento, así tembláis vosotros pensando «¿qué será de mí en esta vida?», mas sabed que vuestra Madre regresa con vuestro alimento y con el calor de sus alas os protege, vuestra Madre es la Iglesia, vuestro alimento, los Sacramentos, la Santa Misa, los canales ordinarios abiertos por mí. Vuestra protección es la perseverancia en la unidad con la Cabeza de la Iglesia. No temáis nada, dejadlo todo en mis manos.
Esta época para vosotros es especialmente peligrosa si deseáis seguir al Señor puesto que la época de vacaciones o veraneo, como vosotros lo llamáis, es el momento que el enemigo utiliza como más apropiado para las más variadas tentaciones. Yo os digo: mantenéos alertas; la diversión está bien, pero ningún exceso es bueno. Alegráos en las cosas limpias, buscad las cosas sencillas y mantened la guardia de oración y sacramentos aún en esta época pues el Señor no descansa en cuanto a gracias se refiere. No deis vosotros vacaciones a vuestro título de cristianos pues vuestra marca, a través del Bautismo, es indeleble. Guardáos de las ocasiones de pecado que son muchas y sabed que en cualquier lugar en que invoquéis mi nombre y el de mi Santa Madre estaremos allí para protegeros.
En materia de diversiones un poco es bueno, lo justo, demasiado arruina todo. Pensadlo, no soy Yo el que pierdo nada sino vosotros y aquél que retrocede, debe hacer luego doble camino.
¡Qué gran alegría es para mi corazón veros aquí, cerca mío (se encuentra el Santísimo Sacramento expuesto), al calor de la llama de amor! Venid y pedid, pues, las puertas están abiertas. Si vosotros no os negáis nada para servirme, nada os negaré, y nuestra relación será la de un Padre a sus hijos, relación de amor y misericordia. Y no tema la Justicia quién en mí confíe y se esfuerce por cumplir, cada acto de vuestra vida será tenido en cuenta, os lo garantizo.
Tened paz, ovejas de mi grey, no desfallezcáis, os advertí que deberíais pasar carencias y ahora las estáis pasando para que sepáis pensar en mí en esos momentos y os consoléis, pues lo que perdáis aquí, lo ganáis en el Cielo. Sufrid, no con la necedad del mundo: sufrid con el amor de la cruz de vuestro Maestro. Si os comportáis como hijos míos, ¿cómo os despreciaría? mas si sois soberbios con mi Palabra, no busquéis luego consuelo. Arrepentíos, pues, aún hay tiempo, cambiad de vida, dejad al mundo con sus banalidades, venid a mí, quién tiene a Dios, todo tiene. Alegráos pues el rebaño se acrecienta, alegráos pues las gracias abundan, alegráos: aún hay misericordia; mas no tardéis, a la puerta estoy. Tened paz, Yo os bendigo y os doy según vuestra fe, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Recordad en vuestros actos de cada día las obras de misericordia corporales y espirituales, practicadlas humilde e individualmente y más adelante, en conjunto. Paz a vosotros.

Lectura: Isaías, Cap. 26, Vers. 20 al 21.





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