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ACUDID AQUELLOS CENÁCULOS
QUE DESEÉIS OBTENER
VUESTRO ÁNGEL CUSTODIO

CIUDADELA, 17 de febrero de 1989
PARROQUIA SAN ANTONIO DE PADUA

La paz descienda a vosotros, ovejas de mi grey. Preparáos porque ya es el tiempo, preparáos porque llega la hora, alistáos a defenderos, la batalla, la batalla ha comenzado, es dura y cruel, pues el enemigo, vuestro enemigo, intenta atrapar el mayor número de almas en su telaraña de confusiones, estad listos, al pié del Altar de vuestro Señor pues allí recuperaréis fuerzas y gracia, estad atentos a la prédica de la Santa Iglesia a través de mi enviado Juan Pablo II. Sed prontos en cumplir los mandamientos que ya os he dado pues el secreto del triunfo está en lo pequeño y sencillo hecho con responsabilidad y unido a mi Pasión. No temáis a nada aún en momentos de extremo peligro, no temáis estar solos, pues en algún lado siempre hay alguien que desea unirse a vosotros y lo hace a través de la distancia entrando en mi corazón.
Debéis preparar en cada una de vuestras comunidades parroquiales, un grupo, partiendo de dos personas, con el número que deseéis, sin límite, para propagación de la Devoción a la Divina Misericordia. Este pequeño grupo se encargará también de alistar esta comunidad para aquel momento en que sea consagrada a la devoción. Así estos pequeños cenáculos de la misericordia, obtendrán gracias para su comunidad y llegado el día de la Fiesta del la Divina Misericordia (el primer domingo después de Pascua) comenzarán consagrándose individualmente y en comunidad al servicio de esta devoción. Puede o no participar el párroco mas estos laicos comprometidos representarán ante mí a toda la comunidad y será como si todos se hubieren consagrado. Notaréis a través de estos grupos que comienza a acrecentarse mi accionar en toda la comunidad. Este remedio que os ofrezco es el que necesitáis para despertar las conciencias dormidas, para volver a llenar los templos con fe y con piedad. Esta es tarea para ustedes, hombres y mujeres, que pertenecéis a esta Obra.
En la próxima Vigilia de Oración, correspondiente al primer viernes de mes, acudid aquellos cenáculos que deseéis obtener vuestro ángel custodio, volveré a daros esta oportunidad, mas debéis acudir personalmente, a lo menos un miembro del cenáculo, para recibir esta santa compañía que fortalecerá y protegerá a los integrantes de este centro de oración.
Donde la confusión abunda, mi Palabra ilumina, mi Iglesia guía, vosotros solo debéis seguir como mansas ovejas a quienes os muestran estar con la verdad, con su vida, con sus actos.
Venid a mí, buscad en mi corazón y hallaréis lo que necesitáis, paz para vuestras almas, valor en la pruebas.
Yo os amo, y vosotros sóis parte de mi ejército fiel, mi sagrado escuadrón, no abandonéis vuestros puestos y si estuviéseis destinados a alejamiento y soledad, seguid inconmovibles pues donde vosotros estéis, solos o acompañados, si formáis parte de mi Obra, allí estoy Yo, a vuestro lado. Si el enemigo desespera en su andar es porque poco tiempo queda ya a su acción, enfrentadlo, no con orgullo pero si con seguridad de saber que mi Madre y Yo os ayudaremos a vencerlo. Ved que su atrevimiento cada día es mayor e infiltra sus insidias aún dentro de mi Iglesia; estad atentos, mucha oración, mucha penitencia para poder discernir y sobre todo humildad de corazón y en vuestro accionar.
Vuestro Dios que os ama, os da todas las gracias necesarias para que lleguéis a El, no las despreciéis.
Yo os bendigo, almas fieles, recibid de Quién todo lo tiene y todo os lo da en nombre del Amor Divino, por siempre soy vuestro Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Si muchas puertas se cierran, muchas se abrirán; si muchas voces callan, muchas más gritarán el nombre de vuestro Señor.
No temáis, tened paz.

Lectura: Hebreos, Cap. 6, Vers. 9 al 12.





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