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MUCHO SE HABLA DE LA MISERICORDIA
DEL SEÑOR MAS ESTOS DISCURSOS SOLO
SIRVEN PARA TRANQUILIZAR LAS CONCIENCIAS
FRENTE A LAS OCASIONES DE PECADO

28 de marzo de 1990

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Mucho trabajo tiene por hacer aquél que dice confiar en mi misericordia, mucho trabajo en verdad, y no solo por practicar las obras de misericordia corporales y espirituales sino también por vivir acorde a la doctrina de la misericordia, en todo momento y en todo lugar, no en algunos hechos aislados sino en todas partes y con todos vuestros hermanos, pues mucho se habla de la misericordia del Señor mas estos discursos solo sirven para tranquilizar las conciencias frente a las ocasiones de pecado, para minimizar los efectos de los pecados veniales y poner casi en ridículo los pecados mortales. Parecería que al hablar de mi misericordia están intentando ensanchar las puertas del Infierno en lugar de abrir más aún las del Cielo, pues no toméis a mi misericordia si no deseáis servirme como un escudo para manteneros quietos y alejados de cualquier compromiso pensando: «el Señor es bueno y Él sabe que yo no puedo hacer tal o cual cosa», esa fórmula os sonará muy conocida, tal vez pronunciada por otros, tal vez, y esto sí es grave: por vosotros mismos.
Misericordia, repito, no es adormecimiento sino actividad y si no mirad con atención, hay catorce obras bien discriminadas de misericordia divididas en corporales y espirituales ¿y todo por qué?: porque misericordia es acción.
¡Ay de aquellos que usando mi misericordia pretenden acallar la voz de la Justicia! Ya lo he dicho y lo repito: No intentéis oponer la misericordia a la justicia o sufriréis mucho en manos de esa Justicia Divina.
La humanidad enceguecida camina hacia un abismo que desconoce y a pesar de que le teme no cae en la cuenta de que hacia él va. Vosotros sois la voz de alarma, vosotros debéis como Jonás recorrer la ciudad llevando mi mensaje en vuestras vidas: rezad, orad en las plazas, vestid recatadamente en todas partes, despreciad los ofrecimientos de diversión del mundo, mortificáos en la intimidad, dominad vuestra lengua, manejad con cuidado vuestros términos delante de los demás, no seáis ocasión de provocación al pecado para otros, en especial las mujeres, solo así lograréis que al veros me vean.
No hay –os lo aseguro– ejemplo humano al que seguir más efectivo que el que Yo mismo os he dado: tomad los evangelios, leed, esa es mi Palabra, allí me entenderéis tal cual soy para poder imitarme realmente.
Guardaos de los pastores que son lobos disfrazados pues ha revivido el antiguo Sanedrín que fulminó su condena a muerte contra mí e intenta revivir también esa condena a muerte contra todo aquél que sea mi auténtico seguidor mas vosotros no temáis pues el resultado será siempre el mismo: el triunfo de aquél que está adherido al Corazón de su Dios. Y este instrumento (vidente) no será tocado mientras se mantenga fiel. Ellos saben que no pueden hacer nada y por eso intentan el desprestigio que es la más baja de las calumnias. No prestéis oídos ni perdáis tiempo en contestar, seguid adelante, Yo os garantizo que a éste (vidente) le temen, no por él, sino por lo que lleva. No se le teme a un soldado por sí mismo sino por el arma que porta y Yo os aseguro que he puesto el arma en estas manos de tal fuerza que hasta el último demonio sabe reconocerla mejor que aquellos que dicen tener fe. Esa arma es la verdad de mi Palabra, esa arma son mis mensajes actuales, esa arma es la sana doctrina de la Iglesia que vosotros cumplís rigurosamente, esa arma es la obediencia al Santo Padre que es luz de las naciones, esa arma es el Santo Rosario, los Sacramentos, el ayuno, la lectura de la Palabra de Dios. ¡buscad, pues, oh, grandes señores!, buscad, encontrad, pues, en estas prácticas el mal y si lo lográis mereceréis que Yo mismo os corone como superiores a mí; mas si no halláis nada de malo, guardaos bien porque el enemigo que tenéis frente a vosotros no es hombre alguno sino vuestro Dios que aún por misericordia viene a corregiros, mas toda paciencia también tiene su límite, guardaos bien de que el límite de vuestros pecados no sobrepase mi misericordia.
En la reunión del primer viernes de mes bendeciré especialmente los rosarios, uno por persona, para aquellos que estén presentes en la reunión: esos Rosarios serán las armas para esta nueva etapa de lucha, tendrán bendición para exorcismo, para sanación de enfermos y para sanar las almas de los pecadores, esa triple bendición será dada a los que estén presentes: un rosario por persona, en la reunión del primer viernes próximo.
El viernes santo, a la hora de la misericordia, a las tres de la tarde en punto os reuniréis para recibir la bendición de las cruces como una vez lo hemos hecho, las cruces, el gran signo del triunfo, el ridículo para los sabios, la locura para los inteligentes, la verdad para vosotros y la escalera al Cielo para los humildes.
El día de la fiesta de la Divina Misericordia durante la celebración de la santa misa en honor a esa fiesta en el momento de la elevación, recibiréis también la bendición todos los que hasta ese momento os hayáis consagrado apóstoles de los últimos tiempos como nuevo refuerzo al comulgar sentiréis mi presencia en vosotros como nunca antes, predisponéos bien a estos días que son importantes.
Y si la gracia abunda es porque el mal también hará lo suyo.
Tened paz, Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Nunca estáis solos si Yo voy con vosotros. Tened paz.

Lectura: Apocalipsis, Cap. 14, Vers. del 1 al 5.





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