Y VUESTRA VIDA NO GIRA EN TORNO A MÍ?
6 de septiembre de 1991 | Primer Viernes de mes
No seáis aquellos de quienes he dicho: «Este pueblo me honra con sus labios, mas su corazón está lejos de mí».
¿Porqué os habéis consagrado míos y vuestra vida no gira en torno a mí? ¿Porqué os declaráis mis seguidores mas interiormente vuestros propios designios tienen mayor fuerza que mis pedidos? ¿Porqué presentáis deseos de martirio y no sois capaces de velar una hora en oración conmigo? ¿Porqué silenciáis vuestros labios en mi presencia mas vuestro corazón continúa sembrando la discordia? No pondré Yo nombre a estas situaciones, ponédlo vosotros, y sabed que en medio de vuestras actitudes, me muevo y os observo y lo permito, mas no lo haré siempre. Reflexionad y pensad con mucha atención que deseáis de vuestra vida y no se diga de vosotros: «Me honran con sus labios, mas su corazón está lejos de mí».
A todo aquél que siembre el escándalo o trame la ruina de su hermano o acreciente en otro sentimientos de discordia o desaliento frente a las obras de apostolado, mas le valdría no tener existencia sobre este mundo, pues considero peor aquél que dificulta el accionar de mi gracia que aquél que nada ha recibido, y no os admiréis si os conozco demasiado y si hablo como vosotros y de lo vuestro con especial interés, pues de eso se trata: os he llamado para un contacto especial de cercanía conmigo, amoroso y lleno de misericordia, pero no admitiré, repito, no admitiré que se plantee ningún riesgo sobre los objetivos que debe alcanzar ésta, mi Obra, y en esto, sabedlo bien, seré inflexible, pues la verdad es invariablemente siempre la misma.
Una fuerza infernal numerosa está en estos momentos ocupándose de atacaros, buscando vuestras debilidades y explotándolas al máximo para haceros caer en las más diversas trampas que os lleven a desapegarse de mí. Yo os lo advierto: ¡Orad y perseverad en el bien! ¡Sacrificad todo lo que podáis en mi nombre!, pues Yo vuestro Señor, Jesús, estoy poniendo sobre esta tierra, mi Obra, para que la humanidad pueda ver a través de ella, el camino de regreso a la patria celestial.
No os interesen pues los vaivenes de la vida común, no os interesen demasiado, todo eso no afecta vuestra salvación. Si estáis ligados a mí, como Yo seréis y como Yo procederéis.
Tened paz, buscad la paz y me hallaréis.
Yo os bendigo, sabed que esta bendición es signo de oportunidad y nuevo llamado a todo aquél que quiera servirme con fidelidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Cuando la Palabra fue predicada, no fue oída, ahora os llamo a vivir mi Palabra, para que otros os imiten y se salven. La paz a los corazones humildes.
Lectura: San Juan, Cap. 12, Vers. 37 al 41.
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