EN LOS PEQUEÑOS SACRIFICIOS
Y PRIVACIONES DE TODOS LOS DÍAS
12 de noviembre de 1993
Aplicáos heroicamente en los pequeños sacrificios y privaciones de todos los días para poder crecer, desde lo más pequeño, hacia lo más grande. Utilizad, pues, vuestras energías en contener vuestros malos pensamientos e ideas, en dominar vuestro carácter y vuestra lengua, en aprender a ver el lado bueno de cada uno de vuestros hermanos, aun en la intimidad. Todas estas oportunidades diarias están al alcance de vuestra mano y de ellas podéis aprovecharos muy bien para elevaros espiritualmente hacia la perfección. Todas las contrariedades, los diversos problemas de cada día son permitidos por este motivo pues de ellos debéis sacar vosotros utilidad. No penséis en grandes sacrificios si aun no habéis dado el primer paso. No penséis en enormes martirios si aún no aprendisteis a soportaros unos a otros por amor a mí. No acometáis enormes empresas, si aún no habéis dominado vuestras propias fuerzas guiándolas hacia el bien antes que hacia el mal. Buscad, pues, en lo pequeño y así hallaréis todo, pues de pequeños escalones puede fabricarse la escalera que os lleve al Reino de los Cielos, lenta pero seguramente. Y os vuelvo a repetir, estos pequeños sacrificios pasan día a día delante de vuestros ojos y no los véis.
Tened paz, Yo os bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Si al emprender una tarea el amor es el motivo que os mueve, no dudéis en realizarla. Paz.
Lectura: Sofonías, Cap. 3, Vers. 19 al 20.
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