22 de septiembre de 2000
Mi Barca se halla segura mientras Pedro esté al timón, pues días vendrán en los que el guía será quitado y quién se haga cargo de la Barca la hará peligrar, llevándola por caminos tortuosos. Serán días de oscuridad y de tinieblas en los que vosotros, mis Apóstoles, deberéis alumbrar el camino y luchar para mantener la Barca en rumbo firme.
No se enciende una luz para colocarla bajo la mesa, ni he dado Yo mis mensajes para que sean guardados en un cajón o ignorados por la gente, pues para ellos son mis palabras, para esta humanidad de hoy, para su salvación; mas si no llegan a sus manos, ¿cómo se convertirán? Ved, pues, la forma y el tiempo para que la luz ilumine a todos.
Tened paz. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Quién guarda dudas en su corazón, difícilmente podrá seguirme más adelante. Paz.
Lectura: San Mateo, Cap. 21, Vers. 23 al 27.
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