SE DIRIGEN A VOSOTROS,
LOS MÁS PEQUEÑOS Y HUMILDES
SAN LUIS, 13 de febrero de 1989
CAPILLA DE LA MEDALLA MILAGROSA
Lecturas: Apocalipsis, Cap. 2, Vers. 8 al 11; Isaías Cap. 6, Vers. 4 al 13.
Mis palabras, hoy como antes, se dirigen a vosotros, los más pequeños y humildes, los más frágiles y necesitados, para encomendarles, de mi parte, una tarea específica: Trabajad con vuestras oraciones y sacrificios por la salvación de las almas. Vosotros sóis el ejército de que se vale el Cielo para elevar las almas hacia la salvación; vosotros sóis la valla que mi Madre opone al ataque constante de Satanás. Mantenéos humildes y confiados, pues donde esta Santa Madre coloca su protección, el enemigo no tiene cabida, ni la tendrá, palabra de vuestro Dios. Yo os protegeré si os dedicáis a mí, como a mi propia gloria. No reneguéis de vuestra fe, ni continuéis alejados de la Iglesia. Es mi deseo que os acerquéis a mí en la Santa Eucaristía para poder hacer en vosotros la obra de la redención, y así, transformados en nuevos Cristos, por mi intervención, alcancéis la felicidad de dar amor y recibir amor del Cielo y de vuestros hermanos.
Tened paz, amados míos, la complacencia de mi Madre sigue entre vosotros.
Tened paz, Yo os bendigo para que os sanéis en cuerpo y alma: os bendice vuestro Señor en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Mis Palabras no quedarán en vano si abrís vuestros corazones y las meditáis. Paz a vosotros.
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